AférrateSample

Día 3
Otro versículo que me encanta es Génesis 32:26: "Entonces dijo: —¡Suéltame, que ya está por amanecer! —¡No te soltaré hasta que me bendigas! —respondió Jacob" (NVI).
Jacob era un hombre aferrado, la Biblia nos cuenta cómo cuando él y su hermano Esaú nacieron juntos, Jacob se aferró del talón de su hermano, mostrando así desde bebé que era una persona aferrada. Más adelante en la Palabra vemos cómo engañó a su padre Isaac para robarle la bendición a su hermano Esaú, y también vemos cómo una noche mientras huía tuvo un sueño en el que Dios le decía que lo iba a bendecir y que siempre estaría con él.
Con estas bendiciones yo creería que Jacob estaría satisfecho, pues ya tenía la bendición de su papá y de Dios mismo quien le dijo en un sueño “Siempre estaré contigo y te bendeciré”. Honestamente, si ese fuera yo, personalmente creo que yo estaría muy satisfecho. Sin embargo, esto no fue suficiente para Jacob y en el versículo que leímos podemos ver cómo luchó con Dios, se aferró a Él y no lo dejó ir hasta que lo bendijo. Literalmente le dijo a Dios que no lo iba a dejar ir hasta que lo bendijera.
Jacob sabía que Dios había bendecido a Abraham su abuelo y estaba consciente de la promesa que Dios le había dado. También sabía que esa bendición y esa promesa Dios se la había confirmado a su padre Isaac y más adelante a él mismo. Pero Jacob no se conformó y quería más.
Si Jacob se atrevió a pedirle más bendición a Dios incluso estando bajo el antiguo pacto, con mayor confianza nos podemos acercar nosotros que estamos bajo el nuevo pacto de Jesucristo el cual nos abrió las puertas para entrar confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar gracia en el momento que más lo necesitemos (Hebreos 4:16).
Scripture
About this Plan

En este plan exploraremos cómo Dios extiende Su mano para bendecirnos, pero también cómo es nuestra responsabilidad levantarnos en fe, aferrarnos a Sus promesas y conquistarlas. A través de historias como la de Caleb, Jacob y la mujer cananea, este devocional nos reta a no quedarnos de brazos cruzados, sino a creer, persistir y pelear por cada promesa que Dios ha preparado para nosotros. Prepárate para ser inspirado a vivir una fe activa, valiente y determinada. ¡No te conformes con ver las bendiciones pasar! ¡Abraza Sus promesas con fe firme en Jesús!
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