Principios Para La Vida en El Reino De DiosSample

DIOS QUIERE QUE SEAMOS FRUCTÍFEROS

IDEAS BÁSICAS

• Jesús maldice esta higuera porque no encontró fruto en ella. El principio de la fecundidad es puesto por Dios en la creación, y él está justificado en esperar la fecundidad tanto en el ámbito físico como en el espiritual.

• Las palabras pronunciadas por nosotros ejercen un poder de influencia a nuestro alrededor.

La falta de fruto de esta higuera hace que Jesús hable una palabra de maldición sobre él. En solo unas horas, la higuera se seca. Aprendemos de esto que el principio de fecundidad establecido por Dios en la creación le da derecho a esperar fruto. Si Jesús espera que un árbol sea fructífero, ¿cuánto más espera que las personas sean fructíferas? Nuestra fecundidad debe ser tanto en el ámbito físico como en el espiritual. Los milagros de Jesús siempre tuvieron resonancia espiritual. La falta de fecundidad es un signo de maldición. Las palabras pronunciadas por Jesús en la higuera solo resaltan esta realidad. También debemos aprender que lo que hablamos, nuestras palabras, tiene un poder que produce efectos de bendición o maldición.
En el ámbito espiritual, la lección de la fecundidad también es muy clara. El hecho de que alguien vaya a una iglesia o incluso esté involucrado en algún servicio no es suficiente para ser considerado un árbol útil en el reino de Dios. Desafortunadamente, hay muchos cristianos que no dan fruto espiritual (amor, gozo, paz, longanimidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio – Gálatas 5:22-23). Aunque son verdes, tienen suficientes hojas, son muy visibles en público, participan en todas partes, la falta de fruto desagrada a Dios.
La fecundidad se refiere a las cualidades antes mencionadas, que muestran quiénes somos en lugar de lo que hacemos. El reino será dado a aquellos que dan fruto espiritual, no a aquellos que impresionan a otros. Dios quiere que nuestras vidas den fruto por lo que el Espíritu Santo hace en nosotros, no por lo que hacemos con nuestras habilidades naturales. Si eres consciente de que hasta ahora has sido un árbol infructuoso en el Reino de Dios, trayendo solo hojas, es hora de pedirle perdón al Padre y, con humildad, sinceridad y mucho arrepentimiento, que comiences una vida a través del Espíritu que te hará fructífero y digno para el Reino de los Cielos.