Devocional Mayo "Lámpara a mis pies"Sample

“Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial, sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento” (Hechos 26:19).

Muchas personas sienten que no tienen autoridad para predicar debido a sus pecados pasados, sienten que es algo que deben ganarse, e incluso llegan a pensar que aquellos que predican son de alguna forma mejores que ellos. Por eso este mensaje del apóstol es tan importante, en los versos que leímos ayer, Pablo narra nuevamente su conversión, pero cuenta abiertamente que persiguió y maltrató a muchas personas antes de conocer a Cristo.

Y a diferencia de muchos, su vida pasada no se convirtió en un obstáculo, sino antes en una motivación para predicar con más pasión el verdadero evangelio. Es impactante en este verso que Pablo entiende claramente que si no predica, se está rebelando en contra del mismo Dios que lo llamó a predicar.

Nuevamente, hay muchos que piensan que la predicación es solamente para unos pocos escogidos, que tienen una experiencia así como la de Pablo, pero encontramos casos como el de la mujer samaritana que inmediatamente después de conocer a Jesús ganó a toda su ciudad, o el mismo endemoniado gadareno quien predicó en Decápolis (“Deca” significa 10 y “polis”, ciudad), es decir en 10 ciudades.

Si has conocido a Jesús, si el Señor ha demostrado su misericordia, si has experimentado algún milagro, si te sientes agradecido, si eres creyente, predica el evangelio.

Cuando sea de mañana, predica, si es de noche, predica, si estás cansado, predica, si las cosas no salen como esperas, predica, Ese es el mensaje para hoy. Debemos predicar el Santo Evangelio de Jesús.