Cuidándonos De Los Estereotipos Sample

Más allá de las apariencias Con mucha frecuencia llegan a nuestros medios jóvenes cuya apariencia rompe con los esquemas tradicionalmente «aceptables». No es extraño toparnos con jóvenes varones con el pelo largo y trenzado, varios aretes en cada oreja, pantalones anchos que caen dejando ver los interiores, collares con grandes medallas o lo que llaman «blinblín», pues aun su forma de expresarse dista mucho de lo que conocemos. Las jóvenes no se quedan atrás exhibiendo grandes escotes reveladores de sus pechos, tatuajes en partes sugestivas de sus cuerpos, perforaciones o «piercings» en su rostro, lengua, ombligo; exceso de maquillaje con colores eclécticos en sus ojos, entre otras novedades que no dejan de sorprendernos constantemente. Nuestra reacción como iglesia frente a estas cosas con gran regularidad es de rechazo. Es como si el pensamiento fuese: «Resguardémonos nosotros y protejamos a nuestros muchachos de sus malas influencias». Es así como automáticamente relacionamos dicho comportamiento con personas con vicios, problemas de drogas y delincuencias, calificándolos como: «Los rebeldes de la sociedad». Aunque no lo expresemos nuestra actitud es: «Mientras más lejos de ellos, mejor». Sin embargo, la realidad es que este tipo de personas constituyen cada día más los compañeros de colegio, universidad y trabajo de nuestros jóvenes, lo cual nos plantea un gran desafío: ¿Se convierten ellos a nosotros o nosotros a ellos? ¿Hemos de continuar permaneciendo aislados, pretendiendo hacer como el avestruz que esconde su cabeza en la arena en vez de enfrentar la realidad? La Palabra de Dios nos muestra lo que Jesús haría frente a este desafío. Varios eventos registrados en los evangelios nos indican que Él siempre se colocó en posición de mirar la necesidad espiritual de la persona y no la apariencia física ni la infracción.