Vence Tus BarrerasSample

Día 1: Identifica tus barreras

Cada persona que decide seguir a Cristo se enfrenta con obstáculos que buscan frenar su crecimiento espiritual. En los tiempos de Jesús, no fueron las multitudes las que lo abandonaron, sino algunos de sus propios discípulos (Juan 6:60–66). Ellos habían visto milagros, escuchado sus enseñanzas y aun así se apartaron. No fueron enemigos de Jesús, sino personas que alguna vez lo amaron, pero dejaron que las dificultades los dominaran.

¿Con qué grupo te identificas tú? En medio de las multitudes que siguen a Jesús, hay quienes lo escuchan por curiosidad, quienes lo imitan por costumbre y quienes verdaderamente lo siguen por convicción. La diferencia está en el corazón. Las barreras que hoy te detienen pueden tener muchas formas: miedo, orgullo, falta de perdón, inseguridad o incluso una fe superficial que no soporta las pruebas. Jesús no oculta la realidad del discipulado. Seguirlo requiere entrega, fe y valentía. Él dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lucas 9:23 RVR1960). Eso significa renunciar a todo lo que ocupa el lugar de Dios en tu vida. Las barreras no desaparecen solas; deben ser enfrentadas con el poder del Espíritu Santo.

Isaías también enfrentó sus propias limitaciones cuando tuvo su encuentro con Dios. Ante la santidad del Señor exclamó: “¡Ay de mí, que soy hombre inmundo de labios!” (Isaías 6:5 RVR1960). Pero en ese momento Dios lo purificó y lo preparó para ser su instrumento. De igual forma, el Señor puede tocar tu vida y transformar tus debilidades en propósito.

Oración:
Señor, muéstrame las barreras que me impiden avanzar. Purifica mi corazón como hiciste con Isaías. Que pueda ver tus planes por encima de mis miedos y creerte aun cuando no entiendo el camino. En el nombre de Jesús, amén.