YouVersion Logo
Search Icon

Rasgado: Confiar en Dios cuando permite que otros te lastimenSample

Rasgado: Confiar en Dios cuando permite que otros te lastimen

DAY 29 OF 30

Unos seis años después de mi desgarre, planifiqué unas vacaciones de último minuto a un país que me había atraído durante años: Islandia. Estoy bastante obsesionada con las auroras boreales y tenía la última oportunidad de verlas a principios de abril. Los increíbles paisajes del país superaron mis expectativas y me conmovieron hasta las lágrimas.

Los paisajes me parecían una representación visual de mi biografía durante la última década: una tierra de contrastes. Había áreas volcánicas ásperas y una topografía que se asemejaba a la superficie de la luna, pero también había paisajes indescriptibles e impresionantes que me recordaban la ternura y el cuidado de Dios. Un claro ejemplo de ser "bendecida en la tierra de mi sufrimiento".

Cada día trajo nuevas experiencias, risas y lágrimas de alegría y gratitud. Mi plan era darle la vuelta a la isla, pero a medida que me dirigía al norte por el este, todo cambió. El día brillante se convirtió en una tormenta de nieve y me encontré conduciendo más profundamente en montañas cubiertas de nieve, incapaz de ver la carretera por horas debido a la cantidad de hielo y nieve compactados sobre el pavimento, rodeada por todos lados por montañas empinadas cubiertas de más nieve.

Si ocurría un desprendimiento, temía ser enterrada viva ya que nadie encontraría mi automóvil blanco bajo la nieve. La tensión se apoderó de mi cuerpo. Me quedaban dos horas más para conducir por la carretera resbaladiza y estaba asustada.

De repente, la carretera desapareció en un túnel que cruzaba directamente a través del corazón de la montaña.

Dentro del túnel había lugares ocasionales para estacionarse en caso de que un auto se averiara o para cualquier parada de emergencia. Consideré estacionarme allí para esperar a que pasara la tormenta, pero sabía que no era una solución sabia. ¡Solo quería que la tormenta terminara! En otras circunstancias, ese túnel podría haberme hecho sentir claustrofobia ya que no me gusta estar en espacios cerrados. Pero en ese momento, el túnel fue un refugio que agradecí con alegría.

Fue entonces cuando el Espíritu Santo habló a mi corazón: El túnel que has despreciado durante años, anhelando ver la luz y la salida, era el lugar más seguro para ti. Te estaba protegiendo de una tormenta peor.

Lloré y le di gracias al Señor por mi túnel, entendiendo que esos largos años de pasar por lo que parecía el núcleo de la tierra, eran evidencia de un Dios que me celaba. Si me permitió atravesar el túnel, fue porque me estaba evitando algo peor que yo no podía prever o entender. El túnel fue Su misericordia disfrazada.

Después de conducir en esas dificultades durante horas, encontré un pequeño pueblo donde decidí pasar la noche. El hotel que originalmente reservé estaba a otros 30 minutos y las condiciones de la carretera hasta ese pueblo eran peores. Continuar el circuito alrededor de la isla era imposible, ya que partes de la carretera estaban cerradas al tráfico para vehículos regulares.

Se me hizo un nudo en el estómago y mis manos temblaron de miedo cuando me di cuenta de la única solución: conducir de regreso por el mismo camino por el que vine.

Temprano a la mañana siguiente, justo cuando partí, comenzó a nevar. ¡Nunca he visto copos de nieve tan grandes! Eran del tamaño de una moneda de veinticinco centavos. Para evitar entrar en pánico, oré y escuché el libro de Josué mientras conducía. "Es fácil, simplemente no te mueras. Sigue conduciendo porque esta noche la Aurora Boreal te está esperando", me decía en voz alta a pesar de estar aterrorizada.

El segundo encuentro con el túnel provocó lágrimas, "Ah, el túneeeeeeeel (imagina un llanto feo y una voz quebrada)... gracias, Dios, por mi túnel". Conduje llorando y riéndome de mí misma.

Poco después de salir del túnel, parecía que había sido transportada a la costa norte de Puerto Rico; ¡la vista era asombrosa! El océano era de un azul profundo, el cielo estaba despejado y las montañas imponentes. La imagen perfecta de la calma después de la tormenta.

Y una vez más, el Espíritu Santo susurró: Karenlie, no llegaste al destino al que pensabas que ibas, pero te estoy trayendo de vuelta al lugar donde estabas antes y donde necesitas estar.

Pensé en mi vida y en los planes, el destino y los sueños que creía que Dios tenía para mí, y la ruta en la que estábamos para llegar allí. Estaba a kilómetros de distancia de lo que había imaginado. Al igual que en Islandia, había pasado por tormentas, valles, volcanes, viento, lluvia, nieve y túneles. Sin embargo, ni por un minuto Dios me abandonó. Siempre estuvo conmigo, proveyendo para mí, cuidándome, protegiéndome de cosas desconocidas. Cuando llegué al hotel que reservé para esa noche, me sentí sobrecogida de gratitud por la belleza del viaje. No tenía idea de lo importante que serían los siguientes minutos en ese hotel.

Scripture

About this Plan

Rasgado: Confiar en Dios cuando permite que otros te lastimen

Usando la historia de José como base, Rasgado aborda la lucha por reconciliar el amor de Dios con el dolor. Si nos ama, ¿por qué permite que otros nos lastimen? Este plan nos enseña cómo volver a tener esperanza e intimidad con Dios a pesar del sufrimiento, cómo confiar en Sus planes y poder para redimir nuestras historias, tener éxito en la tierra de nuestro aflicción y olvidar, fructificar y perdonar. Es una adaptación del libro en inglés "Rasgado: Confiar en Dios cuando permite que otros te lastimen" de Karenlie Riddering.

More