Liberación del endemoniado

Jesús practicó lo que enseñaba. ¿Qué significa eso exactamente? Bueno, enseñaba en la sinagoga con autoridad, a diferencia de los maestros de la ley. Luego lo ponía en práctica al ordenar a un espíritu maligno que saliera de un hombre. Es asombroso cómo el demonio sabía exactamente cuál era la agenda de Jesús y lo dijo en voz alta. ¿Notaste eso? Le preguntó a Jesús si había venido a destruirlos. Una gran parte del llamado ministerial de Jesús era destruir las obras del diablo. Jesús vivió el propósito de Su vida de principio a fin. Enseñó con autoridad y luego ejerció esa autoridad para liberar a las personas.

Si alguna vez te has sentido completamente abatido emocional, mental, espiritual y físicamente, incapaz de funcionar y sin claridad, sabes lo valioso que es ser liberado de esas cadenas invisibles que parecen mantenerte atado. Jesús, el libertador, tiene todo el poder para liberarnos de cualquier cosa que nos tenga encadenados y quebrantados. Siendo el Hijo de Dios, tenía toda autoridad sobre todo poder de las tinieblas, y aún hoy es victorioso sobre Satanás. Él no se quedó con ese poder solo para sí mismo, sino que lo delegó a cada uno de nosotros que hemos aceptado a Cristo como nuestro Salvador. Como hijos de Dios y coherederos con Cristo, tenemos toda autoridad en el cielo y en la tierra para hollar serpientes y escorpiones y sobre todo poder del enemigo. ¿No es eso asombroso? Sin embargo, muchas veces nos sentimos impotentes y débiles porque olvidamos la autoridad que Jesús nos otorgó cuando lo recibimos en nuestras vidas.

Esa autoridad nos permite vivir en victoria sobre los intentos del enemigo de mantenernos atrapados en jaulas invisibles pero reales de esclavitud al pecado.

¿Pones en práctica todo lo que Jesús enseñó? ¿Caminas en la autoridad que Él te dio como hijo de Dios? ¿Estás viviendo encerrado y derribado por el enemigo? Es momento de levantarte en la autoridad que Dios te ha dado y aplastar al enemigo con el poder de Dios que vive en ti por Su Espíritu.