Fe Para Los Días De TormentasSample

Nosotros vamos en la barca que nunca se hunde

Un detalle exclusivo de Marcos nos dice que no era solo una barca la que navegaba aquella noche, sino que había “otras barcas” en el lago. Todas se vieron sorprendidas por la misma tormenta, todas sintieron el mismo viento y las mismas olas. La diferencia no estaba en la intensidad de la tempestad, sino en quién iba en la barca junto con los discípulos.

Esa es la clave de nuestra esperanza: no se trata de cuán grandes sean las olas que golpean nuestra vida y nuestra fe, sino de quién está con nosotros. Los discípulos viajaban en la única barca que jamás podría naufragar, porque en ella iba el Señor de cielos y tierra. “Nosotros vamos en la barca que nunca se hunde”, afirmaba un hermano de otra congregación que batallaba con una enfermedad terminal. Esa convicción lo sostuvo hasta el último día de su vida, y su testimonio marcó profundamente mi fe: entendí que no se trataba de la fuerza ni la capacidad de remar, sino de la certeza de con quién viajamos.

El relato nos enseña que seguir a Jesús no nos libra de atravesar tormentas, pero sí nos asegura que la barca de su presencia es indestructible. Cuando la fe se debilita y las circunstancias amenazan con hundirnos, recordamos que no confiamos en nuestra fuerza para remar, sino en la autoridad del que gobierna sobre el viento y el mar. El profeta Isaías lo proclamaba de esta manera: “Cuando pases por aguas profundas, yo estaré contigo. Cuando pases por ríos de dificultad, no te ahogarás” (Isaías 43:2 NTV).

Preguntas de reflexión

• ¿Cómo cambia nuestra perspectiva de los problemas cuando entendemos que incluso obedeciendo a Jesús podemos atravesar tormentas?
• ¿Cómo se fortalece nuestra fe al saber que Jesús está en nuestra barca aún en medio de las dificultades?

Aplicación práctica

Hoy podemos recordar que la vida cristiana no es ausencia de problemas, sino certeza de compañía. Hoy podemos mirar las tormentas que atravesamos con otra perspectiva: no estamos en cualquier barca, sino en la que nunca se hunde y que siempre llega a puerto seguro.

"El mar puede rugir y los vientos soplar, pero la barca en la que va Jesús nunca se hunde".