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Rendir para ser restaurado

El proceso de sanidad comienza cuando venimos a Jesús con nuestras cargas. Mateo 11:28-30, RVR1960 nos invita a llevarle nuestros pesares y recibir su descanso. Este intercambio divino nuestras cargas por su paz es el primer paso hacia la sanidad. Pero también requiere que cooperemos con Dios, permitiéndole trabajar en las áreas más profundas de nuestro corazón.

Salmos 23:3, RVR1960 dice: Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Este consuelo no es solo un alivio momentáneo, sino una restauración que nos prepara para caminar en justicia y propósito. A medida que permitimos que Dios sane nuestras heridas, también comenzamos a vernos a nosotros mismos y a nuestras circunstancias desde su perspectiva.

Personalmente, muchas de mis heridas no provenían solo de lo que otros hicieron, sino también de la ausencia y el abandono que sentí en mi infancia. Llevaba en mi corazón vacíos que intentaba llenar con mis propias fuerzas, Aprendí que no puedo restaurarme solo; necesito rendir esas áreas a Jesús y dejar que su Espíritu haga la obra lenta pero segura. Sanidad interior no significa que nunca más enfrentaremos dificultades, pero sí que estaremos equipados para enfrentarlas con esperanza y resiliencia.

Es un proceso continuo de confiar en Dios, aplicar su Palabra a nuestras vidas y permitir que el Espíritu Santo transforme nuestras emociones y pensamientos.

1. ¿Qué áreas de tu vida necesitas rendir a Dios para recibir sanidad?
2. ¿Cómo puedes colaborar con el Espíritu Santo en tu proceso de sanidad interior?
3. ¿De qué manera puedes usar tu historia para ayudar a otros en su proceso de sanidad?