Fuego Consumidor

Otra de las cualidades del Dios verdadero es que Él es fuego consumidor. Cuando las personas leen esto, a menudo se asustan y no logran entender cómo un Dios de amor perfecto puede ser también fuego consumidor. En vez de buscar entender lo que significa, prefieren aferrarse a la comodidad de vivir como quieren y mantener un “dios” falso que los justifique sin importar su pecado.

La Biblia usa esta expresión para describir la santidad, pureza absoluta y justicia de Dios, que no tolera el pecado ni la idolatría, que es un Dios celoso, pero no con celos humanos que nacen del egoísmo. Sus celos son santos: provienen de su deseo de protegernos de la maldad, de que no vivamos en pecado, de que nuestro corazón le pertenezca solo a Él.

Dios no comparte el trono de tu corazón con otros dioses, porque, ¿qué comunión tiene la luz con las tinieblas? Él sabe que el lugar más seguro para el ser humano es en la palma de su mano, donde el refugio del ser humano sea ÉL. Esto sucede cuando reconoces que tus dioses falsos no te ayudan sino que te hunden, y decides entregar por completo tu corazón al Dios verdadero.

En ese momento, el fuego consumidor de Dios quema todo lo que se opone a Él, destruye lo impuro y deja tu corazón limpio, lleno de su presencia.

Pero también y aquí esta la parte que muchos no quieren escuchar, su fuego consumidor es juicio para los que se oponen a Él: un fuego que consume todo lo que permanece en rebelión.