Una Vida Transformada Para DiosSample

Una vida ofrecida como culto vivo

La verdadera adoración no se canta, se entrega.

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Romanos 12:1 RVR1960).

Pablo no inicia con una orden, sino con un ruego: "por las misericordias de Dios". El motor de la entrega cristiana no es el deber, sino la gratitud. Después de once capítulos de gracia, redención y amor inmerecido, Pablo nos dice: responde con tu vida.

Ofrecer el cuerpo como sacrificio vivo significa poner todo lo que somos a disposición de Dios: nuestros pensamientos, palabras, decisiones, acciones, anhelos y límites. No es un culto de una hora, sino una existencia consagrada. Es la adoración que Dios anhela: no solo levantar manos, sino entregarlas para servir.

Este culto es "racional": tiene sentido, es lógico, coherente con lo que Dios ha hecho por nosotros. No se trata de emocionalismo pasajero, sino de una vida deliberada que dice: “Aquí estoy, úsame”.

Reflexión práctica:

¿Estoy entregando mi cuerpo como un instrumento para Dios, o lo estoy reservando para mis propios fines?

Oración:

Señor, por todo lo que has hecho por mí, quiero devolverte mi vida como ofrenda. Que cada parte de mí te adore.