Hombres: No más excusasSample

Día 3: Tu excusa del pasado limita tu futuro

Como hombres, muchas veces usamos el pasado como una justificación para nuestras acciones presentes: “Así me criaron”. “Lo que viví me marcó”. “Es que no tuve un padre presente”. Aunque nuestras heridas sean reales, Jesús nos llama a la libertad, no a la esclavitud emocional. Su sacrificio no fue para que vivamos en derrota, sino para que levantemos la cabeza, reconozcamos nuestra historia y avancemos sin ataduras.

Basta de excusas. La excusa de vivir atrapados en el pasado puede parecer muy válida. Porque, en todo caso, ¿quién tiene responsabilidad sobre muchas circunstancias en las que sencillamente le tocó nacer? Sin embargo, Dios no quiere que vivamos atrapados en el ayer; quiere que sanemos y que esa historia sea usada como testimonio para ayudar a otros.

Muchos hombres se sienten frustrados porque su vida no es como esperaban, pero no están dispuestos a rendirse al proceso de Dios. Anhelan futuro, pero no obediencia. Exigen bendición, pero ofrecen mediocridad. Dios tiene planes para nosotros, pero esos planes requieren humildad, esfuerzo y compromiso. Basta de justificar la inacción. Si queremos un mejor futuro, debemos dejar de culpar al mundo y empezar a caminar bajo la guía del Padre.

Dios se presenta como “YO SOY”, no “YO FUI” ni “YO SERÉ”. El llamado de Dios es para hoy. Cada día es una oportunidad de liderazgo, de integridad, de acción. Excusarnos diciendo “mañana empiezo” o “ahorita no es el momento” es una forma de huir de lo que Dios quiere hacer en nosotros. No se trata de perfección, sino de disposición. El verdadero hombre no se esconde detrás del miedo o la flojera espiritual: da un paso de fe. Hoy.

La vida no siempre será justa. Como hombres, enfrentamos presión, dolor, decepciones. Pero eso no es excusa para vivir amargados, aislados o llenos de ira. Daniel tuvo paz en un foso de leones, mientras un rey en un palacio no podía dormir. La diferencia es la confianza en Dios. Los hombres de Dios no son los que no enfrentan problemas, sino los que enfrentan todo con la fe puesta en el único que no falla.

Oración

Señor, quiero ser un hombre que se deja formar por ti. Aun cuando me cueste, quiero obedecer. Ayúdame a confiar en tus planes y a trabajar con diligencia por ese futuro que me prometiste. En ti deposito mi esperanza, amén.