Un Lugar en Las AlturasSample

Más alto que todo
Cuando contemplamos el mundo como un todo tendemos a dejar nuestros ojos en un mismo nivel, no hay que subir o bajar la mirada, es el mundo con todo lo que es y lo que contiene. Lo terrenal y lo temporal van de la mano y contemplamos las cosas en un plano totalmente horizontal.
Cuando Jesús fue encarnado, entró a este mundo, y vivió como uno de nosotros, "se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres" (Fil. 2:7 RVR1960).Tal parece que tenemos que contemplarlo también al mismo nivel que contemplamos el mundo. Pero Jesús nos dejó claro que no es así. "Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo" (Juan 8:23 RVR1960).
De pronto nos damos cuenta que, en lo que se refiere a Jesús, ya no estamos más en un plano terrenal, se trata de alguien que trasciende lo terrenal y lo temporal, dejándonos saber que Él es de arriba. Entonces se nos llenan los ojos de esperanza y nos damos cuenta que, más allá de lo que tenemos ante nuestros ojos, se elevan las alturas de lo divino, de lo eterno.
¡Eso es maravilloso! Alzar nuestra mirada y contemplar a nuestro Señor sentado a la diestra del Padre, qué privilegio. Esto nos trae a la conciencia el hecho de que hay niveles más altos ante nosotros que no son inalcanzables. En las alturas habita el Altísimo y Cristo nos dio libre acceso para que podamos elevar nuestra mirada y no sólo contemplar la hermosura de Jehová sino estar con Él en las alturas. Consciente de esa verdad tan gloriosa, David le decía a Dios: "Llévame a la roca que es más alta que yo" (Sal. 61:2 RVR1960).
Jesús sabe cuán inclinados estamos a dejar nuestra mirada en el mismo plano, en lo temporal, lo terrenal. Él conoce de nuestros afanes, de las preocupaciones, de lo cargados que nos sentimos cuando sólo contemplamos y vivimos el afán diario. De ahí su consejo para todos nosotros en todos los tiempos y todas las generaciones. "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mt. 6:33 RVR1960).
El Señor quiere que elevemos nuestra mirada a las alturas, que recordemos que sobre nosotros está el Alto y Sublime: "Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados" (Is. 57:15 RVR1960).
Saber que por encima de todo lo que vemos, de las circunstancias que tenemos ante nosotros, de la consciencia de nuestra humanidad, está Dios en las alturas, debe llenar nuestra alma de sosiego, de paz. Él está con nosotros y podemos descansar en esa preciosa verdad. Nuestra mirada puede elevarse a la roca que es más alta que nosotros y allí encontrar reposo para nuestras almas.
Dios quiere que vivamos convencidos de su continua presencia con nosotros. Cuando estamos conscientes de esa verdad, nuestras vidas se elevan a espacios de fe y confianza. No es lo que nos rodea lo que determina quiénes somos sino lo que Dios ha hecho en nosotros por la fe en su Hijo Jesucristo. Es esa maravillosa verdad la que nos permite andar en las alturas.
"Dios es el que me ciñe de poder, y quien hace perfecto mi camino; quien hace mis pies como de ciervas, y me hace estar firme sobre mis alturas" (Sal. 18:32-33 RVR1960).
About this Plan

Hay un lugar en las alturas en las que Dios quiere que sus hijos estén. Es un lugar de fe, de confianza y de reposo. No es un espacio para algunos, es un lugar para todos. En este plan de cinco días dejaremos que la Palabra nos lleve de la mano para que veamos cuál es ese lugar y cómo podemos elevarnos en fe a esas alturas.
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