La puerta de oro

Estamos acostumbrados a comprar muchas cosas por internet; es cómodo, práctico y conveniente. A veces sucede que el repartidor llega, toca la puerta y no encuentra a nadie, por lo que el paquete vuelve al remitente. Tal vez encuentres un repartidor amable que intente una o dos veces más, y después el paquete toma el camino de regreso.

Hoy quiero hablarte de un "paquete" especial; no conocemos su nombre, pero sabemos que era cojo. Cada día alguien lo llevaba en sus hombros y lo dejaba en la puerta llamada la Hermosa Puerta, también conocida como la puerta de la Misericordia. Así, cada día de su vida durante años, esperaba que alguien le diera oro o plata, tal vez para poder ir a un buen médico que lo ayudara a caminar. Desafortunadamente, sólo recibía lo justo para sobrevivir y pagar al "repartidor" que lo llevaba a esa puerta.

Pero un día todo cambió. Dos hombres, Pedro y Juan, pronunciaron el nombre de Jesús de Nazaret. Milagrosamente, el cojo recibió piernas nuevas, fuertes y vigorosas, tanto que tuvo la fuerza de atravesar la puerta de la Misericordia y finalmente alcanzar su destino divino, el lugar de la presencia de Dios.

Jesús es Aquel que transforma, libera, sana, pero sobre todo nos hace dignos de entrar en la presencia de Dios, en el lugar santo de Su morada.

Así que deja de ser un paquete, esperando que alguien te llene de oro y plata para convertirte en alguien. Tú eres amado por Jesús. Entra en la presencia de Dios y disfruta del momento de Su presencia.