Liderazgo y felicidadSample

Limpios No existe en el mundo una felicidad más grande que la de tener la conciencia tranquila. El hecho de poder llegar a las horas del sueño y acostarse sin tener cargas en el corazón, hace que podamos descansar realmente libre de todo estrés. Como reza el famoso dicho “se puede comprar la mejor cama, pero no el sueño”. Y es que lo contrario también es cierto, las cargas en el corazón, la conciencia que no está en paz, nos conducen a problemas con las personas que nos rodean, nos estresa y hasta puede llegar a enfermarnos física y/o emocionalmente, lo cual obviamente nos lleva a la infelicidad. Es por eso por lo que Jesús asegura que son felices aquellos que tienen un corazón limpio. Pero, ¿de qué estamos hablando en este punto? Aquí estamos abordando ni más ni menos que la ética de Jesús. Una de las claves de la felicidad se encuentra en seguir la ética de Jesús que nos proporciona un corazón limpio. Y una vez más estamos ante una tensión importante. Porque la ética de Jesús es la que Él practicó durante toda su vida, que lo convirtió en el único ser humano capaz de no cometer ningún pecado, es decir, no transgredir ni en un solo punto las reglas de conductas. Esta ética está basada según sus propias palabras dichas en Marcos 12: 29 al 31 en dos mandamientos básicos: “El más importante es: “Oye, Israel. El Señor nuestro Dios es el único Señor —contestó Jesús—Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. No hay otro mandamiento más importante que estos”. Básicamente aquí Jesús dice que no hace falta enloquecerse tratando de seguir mil reglas, y es gracioso saber que las palabras de Jesús son la contestación a una pregunta de un maestro de la ley de aquellos tiempos, al que básicamente estaba dejando sin trabajo al simplificar y resumir su cátedra a 4 renglones. Pero cabe decir que, la simplificación no siempre es una reducción. El hecho de que Jesús simplifique para nosotros la cantidad de mandamientos, de ningún modo significa que la calidad de la ética se vea afectada. Diría que, todo lo contrario. Poder cumplir con estas dos reglas básicas propuestas por Jesús quizás sea aún más difícil que se nos diga exactamente qué podemos hacer y que no en una reglamentación casuística que nos guíe literalmente a cada paso. Toda la ética de Jesús se resume en la acción de amar. Simple y desafiante a la vez. Y sin dudas en Él mismo encontramos el mayor ejemplo de amor que la humanidad haya visto alguna vez en su historia.