Liderazgo y felicidadSample

Humildad Casi como una extensión de la anterior característica de las personas felices, Jesús, en su mensaje disruptivo nos invita a abrazar la humildad como medio para alcanzar la felicidad plena. ¿En qué radica esta característica y cómo puede lograr acercarnos a la felicidad? Muy sencillo. La humildad es la consciencia de que hacemos algunas cosas bien, algunas más o menos, y otras mal. Dentro de está definición encontramos bien establecidos los dos extremos: Existen aquellas personas que tienen la actitud y el pensamiento de que todo lo hacen mal. Siempre están como pidiendo disculpas, e incluso cuando hacen algo bien y alguien se los reconoce, minimizan o niegan la veracidad de ese halago. Alguien les dice: “Que bien te queda esa camisa que te pusiste...”; entonces ellos responden: “¡Ay! ¡Si es super vieja!” o “¡Que rico cocinaste hoy!”, y entonces siempre le buscan un defecto por lo cual no les salió tan bien como podrían haberlo hecho; “¿Seguro? Me parece que me pasé un poco con la sal...”. Esta característica suele confundirse con la humildad, justamente porque es falsa humildad. Por otro lado, nos podemos encontrar con aquellas personas que piensan que todo lo hacen bien y que no cometen errores. Este tipo de personas piensa que nadie hace las cosas como él o ella lo haría. Tienen grandes problemas para delegar. Se muestran arrogantes, a veces lo demuestran haciendo bromas sobre los “errores de los demás” y con el tiempo ya nadie quiere estar cerca de ese tipo de personalidad. Lo que es seguro es que ninguna persona que se encuentre en alguno de los dos extremos puede ser feliz finalmente. Solo aquellos que son capaces de reconocer sus falencias, sus virtudes y aquellas cosas con las que todavía están en proceso son verdaderamente humildes. Esta característica nos libera de la presión, pero no solo a nosotros, sino a todo el equipo que lideramos quienes también pueden reconocer sus fortalezas y debilidades y a partir de allí emprender un camino de crecimiento en un ambiente descomprimido y sin falsedades. Y tú, ¿ya descubriste para qué cosas eres bueno, para qué más o menos, y en qué definitivamente no naciste para hacer eso?