Liderazgo y felicidadSample

Llorar Segunda declaración de Jesús acerca de quiénes son felices y sigue la postura rupturista. Ahora parece usar una contradicción, son felices los que lloran. ¿Cómo es eso? Hemos crecido con la idea que los líderes son fuertes, indestructibles, estoicos, y que como tal no son vulnerables, que todos los que somos líderes estamos para resolver y saber todo. Debemos mostrarnos siempre firmes, confiados, resistentes, tener todas las respuestas, no enfermarnos y gozar de excelente salud. Somos felices todos los días, tenemos familias impecables, estamos llenos de energía todo el tiempo, y tenemos la capacidad de resolver cualquier problema en un par de minutos, además, siempre estamos en nuestro eje y en control de cualquier situación, por más compleja que esta sea. Estoy seguro de que una mueca de sonrisa se produjo en tu rostro mientras leías estas afirmaciones sobre lo que los líderes supuestamente somos, y es porque los que estamos en esta hermosa tarea, sabemos que esto está lejos de ser verdad. Realmente somos vulnerables y reconocerlo no es malo. De hecho, Jesús dice todo lo contrario. Para ser felices hay que reconocer nuestra vulnerabilidad. Permitirnos llorar y no solo esto, sino ser vistos llorando. Mostrarnos vulnerables. Mientras escribo esto recuerdo a Jesús llorando por la muerte de su amigo Lázaro, rodeado de todos sus discípulos y muchos de sus seguidores. (S. Juan 11) Vulnerable al sufrimiento de la pérdida de un amigo, visiblemente conmovido según relatan los Evangelios. No se apartó a llorar para que no lo vieran. Allí donde estaba se mostró vulnerable y dio lugar al versículo más corto de la Biblia: “Jesús lloró”. Pareciera que el escritor quisiera destacar el hecho. No es algo para escribirlo a continuación de la frase anterior. Esto merece un punto. Y luego de la descripción, otro punto. Jesús nos invita a llorar para ser felices. Tratar de mostrarnos de acuerdo con la descripción errónea de invulnerabilidad que hice anteriormente nos puede terminar enfermando. Sin embargo, si lloramos, si reconocemos nuestra vulnerabilidad, entonces le abrimos la puerta a la consolación. Cabe destacar, que está comprobado que los miembros de un equipo se sienten mucho mejor cuando sus líderes son honestos y cercanos, cuando se centran en ayudar al equipo a avanzar, en lugar de centrarse en sí mismos y en crear un falso sentido de invulnerabilidad que en realidad termina dañando a todos. Entonces, ¿estás dispuesto a llorar?