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“El Temor de Dios” No quiero suponer nada con respecto a nadie, entonces si me lo permite, seamos honestos por un momento. Para algunos de nosotros el temor no es en cuanto a las pruebas y las circunstancias que surgen en la vida. Algunos de nosotros le tememos a Dios. Nos aterra. Quizás creció en una iglesia y asistió a la escuela dominical donde aprendió a “temer al Señor.” Estas palabras pueden ser usadas muy incorrectamente y estando en las manos equivocadas pueden llegar a ser un pensamiento peligroso para una mente joven. El temor del Señor significa que nos acercamos a Él en reverencia y asombro. Cuando tememos a Dios apropiadamente tenemos una maravillosa intimidad con Él. La Biblia nos dice que, “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría.” Además, dice que “la comunión íntima de Jehová es con los que le temen.” Él no quiere que usted se aterre de Él o le tenga temor. Cristo se sienta a la diestra de Dios el Padre ahora mismo y a su vez ora e intercede en nuestro nombre. Dios nos ama y quiere que apreciemos y lo respetemos a Él y Su gran amor que tiene por nosotros. Entonces permítame disipar sus temores. Dios no está enojado con usted. Toda Su ira ya fue tratada en la cruz y también quedó satisfecha. Dios no se sienta en el Cielo esperando lanzarle un rayo. Esas son buenas noticias. Siéntase cómodo con ello. Mejor aún, cuando Dios el Padre nos mira, nos ve a través de la sangre y el sacrificio de Cristo. Nos ve santos, sin mancha, justos, perdonados y con todo gozo—nos ve como Sus hijos amados. Medite en eso el día de hoy.