Pensamientos y OraciónSample

Cuando era adolescente, recuerdo momentos en los que me metía en problemas en la escuela. Sabía que eventualmente mis padres recibirían una llamada de la escuela para decirles lo que había hecho. Aprendí en esos días que a veces la respuesta de mis padres sería un poco más ligera si iba con ellos y les confesaba mi decisión imprudente antes de que se enterasen por otra persona. ¿Por qué? Porque demostró que entendí dónde me había equivocado. De la misma manera, le confesamos a Dios, no porque Dios no sepa ya lo que hemos hecho, sino porque es una buena práctica para nombrar nuestros errores para que podamos hacerlo mejor la próxima vez. 

Decir en voz alta o reconocer y responsabilizarnos por lo que cometimos nos ayuda a desarrollar la humildad y el conocimiento de dónde podemos crecer.