El Peso De La Culpaគំរូ

Algo muy triste que sucede en muchos países es que las tasas de reincidencia carcelaria son muy altas, es decir, personas que han cometido delitos y que entran en la cárcel, lastimosamente vuelven a delinquir y caen nuevamente tras las rejas. Que maravilloso sería que quienes por alguna razón han caído presos, salgan de ahí transformados y que puedan rehacer sus vidas, pero al parecer esto no sucede en gran medida. Las razones para que esto sea así son demasiado amplias, implican factores sociológicos, educativos, familiares y más.

Ahora bien, si lo vemos de cerca y miramos nuestra vida personal podríamos preguntarnos ¿estamos siendo nosotros reincidentes en las razones que nos llevaron alguna vez a ser culpables de algo?

No se trata de solo pedir disculpas, de reconocer cuando hemos fallado y saber que lo hicimos mal, se trata también de realmente arrepentirse, es decir, de girar en dirección opuesta a eso malo que hicimos y nos llevó a ser culpables, y no volver a lo mismo. 

Aunque seamos libres del peso de la culpa, debemos procurar no ser hallados nuevamente culpables. 

Seguramente podrías recordar a Jesús diciendo lo siguiente: vete y no peques más, es decir, avanza, eres libre, no lo vuelvas a hacer. 

Saber que tenemos acceso a un gran e infinito perdón no es razón para descuidarnos, por el contrario, entender esto debe conducirnos al agradecimiento y animarnos a la rectitud, al cambio profundo de nuestras decisiones y actuaciones. Pienso que una buena manera de expresar lo beneficiados que nos sentimos por dicho perdón, es evitando hacer abuso del mismo, es decir, cuidándonos aún más.