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Escoge el mejor sexo
Nunca olvidaré el día que escuché a una joven de 19 años hablando por TED Talcks (organización que difunde charlas breves), llegando a la conclusión de que sus sentimientos de soledad y depresión eran consecuencia de tratarse a ella y a los demás como un pedazo de carne solo para tener sexo.
Sin conocer la Biblia, ella se dio cuenta de que no era lo más conveniente basar sus relaciones solo en sexo. Mencionó que comenzó a ser intencional en profundizar en una relación dejando de lado el sexo, pudo entender cuán satisfactorio era. ¿Será que usar el sexo en tiempo y forma diferentes a lo que Dios diseñó puede traer consecuencias negativas en nuestra vida?
Aunque es muy probable que sabes que la Biblia enseña que el uso correcto del sexo es dentro del matrimonio, —entre esposo y esposa—, sé que el solo decir “hazlo así” porque la Biblia lo dice no ha dado resultados, es por eso que quiero decirte de manera breve cuál es el propósito del sexo y cuál es uno de los riesgos que corres al practicarlo de otra manera.
El sexo es una de las herramientas que Dios usa para que la pareja se convierta en una sola carne, es decir, que su apego sea tan profundo que sean uno solo en cuerpo, alma y espíritu. En otras palabras, es la expresión de mayor intimidad en una pareja que ha decidido estar juntos hasta que la muerte los separe.
El plan de Dios es que el sexo ayude a lograr el estar juntos por siempre, sin embargo, hoy nos han hecho creer que el sexo es una herramienta para saber si es posible una vida juntos al tener “compatibilidad sexual”, sin darse cuenta de que eso no existe, pues, si practicas lo suficiente con una persona, tarde o temprano llegarás a esa “compatibilidad”, es decir, sin necesidad de ser biólogo, podrás darte cuenta de que fuimos diseñados para tener sexo.
Algunos han intentado decir que puedes tener relaciones sexuales separando tus sentimientos, alma y espíritu para hacerlo como una práctica meramente física que causa placer, sin embargo, la Biblia enseña que eso es imposible, pues somos espíritu, alma y cuerpo y no se pueden separar.
Por eso, los psicólogos están de acuerdo en que una vida sexual desordenada puede traer problemas físicos, emocionales y espirituales. Aunque tengo que reconocer que el desacuerdo entre ellos radica en definir qué es una vida sexual desordenada, es allí donde yo prefiero definir desorden sexual de acuerdo con lo que Dios dice, pues él es quien creó el sexo.
Por otro lado, cuando hablo de hacernos una sola carne, hay una sustancia que Dios usa para que esto suceda, la oxitocina, que está encargada de generar apego y se segrega cuando una mamá alimenta un bebé o cuando una pareja tiene relaciones sexuales.
¿Y esto qué tiene que ver con tener relaciones sexuales antes del matrimonio o no? Esta es mi respuesta: El noviazgo es el momento en el que más alerta debes estar, pues es el momento en el que nos podemos dar cuenta si estamos con la persona correcta o tenemos que salir corriendo.
Muchas veces las personas generan apego con la persona equivocada al haber tenido relaciones sexuales antes de tiempo, entonces la oxitocina, que fue diseñada para ser tu mejor aliada en el matrimonio, se puede convertir en tu peor enemiga en el noviazgo. Esta es una de las razones por las que todos conocemos relaciones que a todas luces se deberían terminar, pero los que están involucrados no logran verlo, pues han entrado en un estado de estupidez, provocado por las relaciones sexuales antes de tiempo. Sobra decir que el dolor y las heridas se multiplican cuando una relación así finalmente termina.
Aunque hay más razones para esperar —en un futuro planeo escribirlas—, recuerda esto: Dios te ama y anhela que puedas vivir feliz para siempre con tu pareja, es por eso que nos ha dejado algunos lineamientos a seguir para que esto sea posible, te animo a que, en fe, los sigas, recordando que él tiene planes de bien para tu vida.
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Todos anhelamos amar y ser amados, todos quisiéramos tener relaciones amorosas como lo muestran las películas: llenas de romance, pasión, diversión y mucho sexo, pero, sobretodo, en el fondo todos quisiéramos vivir el famoso “y vivieron felices para siempre”. ¿Será que la Biblia nos ha dado las bases para que sea posible, pero que nuestra sociedad las ha dejado de lado? Aprendamos juntos lo que Dios nos enseña sobre relaciones.
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