30 Días en Los SalmosMuestra

Día 13: Salmo 73
El Salmo 73 inicia el Libro III del salterio con una de las oraciones más honestas en la Biblia. El salmista ha capturado en sus palabras la tensión profunda que se siente en las entrañas de la persona que está firmemente comprometida con el Dios de justicia y rectitud, pero quien también mira a su alrededor y observa el aparente triunfo y prosperidad de los malvados.
Hay tres aspectos de la oración que irrumpe de este corazón inquieto que pueden ayudarnos cuando nos encontramos en momentos parecidos. Primero: Este varón cuyo corazón está profundamente turbado elige permanecer en la conversación. No permite que su confusión y dolor erijan barreras entre él y Dios. En el versículo 17, él entra en el santuario de Dios. Con intención, decide acercarse a la presencia de Dios—y allí descubre una perspectiva renovada sobre las cosas que ha estado mirando. El aparente triunfo del mal, él descubre, es un acontecimiento efímero; la realidad mayor es que Dios pone a los malvados en un lugar resbaloso y los hace caer en ruinas, destruyéndolos en un momento, como un sueño que desaparece cuando el soñador se despierta (vv. 18–20). Debido a este entendimiento reordenado de la realidad, el salmista elige seguir aferrándose a Dios, declarando: "¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre." (vv. 25–26).
Segundo: Este adorador comprometido pero inquieto se permite lamentar, como parte de su interacción fiel con Dios. El lamento es cuando le decimos francamente a Dios: ¡Así no debe ser! Esta situación que estoy experimentando no se alinea con tus promesas. El salmista le da expresión plena a su insatisfacción y confusión. No retiene sus palabras y emociones; en cambio, le dice a Dios que se siente desilusionado, como si su compromiso con una vida fiel y justa hubiera sido en vano, dada la prosperidad de los malvados (vv. 12–14). Hay una honestidad radical en su oración.
Tercero: Él se presenta en forma vulnerable y humilde para la corrección del Espíritu en su propia vida. Después de pasar tiempo en la presencia del Señor (v. 17) y de recibir la corrección de su perspectiva sobre los malvados (vv. 18–20), abre su propia alma para ser examinada. Mira hacia atrás, contemplando su lamento, y reconoce que, en algún momento, su lamento legítimo se había convertido en una necia petulancia y amargura. "Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas. Tan torpe era yo, que no entendía; Era como una bestia delante de ti" (vv. 21–22). Después de esa evaluación brutalmente honesta de su error, él descansa en el perdón misericordioso de Dios. "Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, Y después me recibirás en gloria." (vv. 23–24).
Si te sientes turbado a causa del aparente triunfo de los malvados, hoy es un buen día para permanecer en la conversación con el Señor, ofreciéndole un lamento honesto y transparente y recibiendo la corrección de Espíritu en tu propio corazón.
Escrituras
Acerca de este Plan

La mayoría de las Escrituras son la palabra de Dios dada a los seres humanos, pero el Libro de los Salmos registra palabras humanas dirigidas a Dios. Estas oraciones y canciones muestran a personas de fe decididas a mantenerse conectadas a Dios sin importar sus circunstancias. La confesión, el lamento, el ruego, la acción de gracias, la alabanza—todos los elementos de nuestra relación con Dios están presentes. Los 150 salmos se dividen en cinco “libros”; durante estos 30 días, vamos a contemplar y orar seis salmos de cada libro. Todos dirigirán nuestra mirada al Dios que nos ama.
More
Nos gustaría agradecer a One Mission Society por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: onemissionsociety.org
Planes relacionados

Más Allá De Lo Visible

Recuperando el Gozo

Cuando El Miedo Nos Roba El Sueño

Proyecto Luz

El Poder Restaurador Del Amor

Grupos Pequeños: La Gestión Del Líder

7 Promesas De Dios Para El Día a Día

“Malas Palabras: Transformándome Para Reflejar a Jesús”

Corazones Áridos Corazones Exuberantes
