30 Días en Los SalmosMuestra

Día 16: Salmo 80

Una vez más vamos a orar junto a Asaf hoy. Esta vez escuchamos mientras él dirige al pueblo en una petición por la restauración y salvación de Israel. El refrán que unifica la oración, repetido tres veces, es: "Oh Dios, restáuranos; Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos" (vv. 3, 7, 19). Asaf estaba orando por Israel en su tiempo de exilio; Israel se había encontrado en esa difícil situación porque le habían dado la espalda a Dios (v. 18). La restauración y salvación, en ese contexto, significaba un retorno a Dios, en primer lugar, y solo después un retorno a su tierra. El favor de Dios—su rostro resplandeciente sobre ellos—significaba que Israel una vez más podría cumplir su razón de existir: ser testigo ante las naciones de la misericordia, la bondad y el poder salvador de Dios. En nuestro contexto cristiano, la oración de Asaf es una que podemos levantar por la iglesia.

Una de las características sobresalientes de esta oración por el pueblo de Dios es cómo Asaf usa las palabras de Dios mismo y las acciones de Dios en el pasado para “despertar el poder de Dios” a favor de Israel. En la primera sección de la oración (vv. 1–2), él recuerda a Dios quién es: ¡Esto es lo que eres! Eres el Pastor de Israel, el que guía a tu pueblo como un rebaño. Tú eres el Rey, el Santo, el Glorioso y Brillante. Esta es la base para su petición por restauración y salvación—que Dios actúe conforme a quién él es. Cuando oramos por la iglesia, podemos decirle a Dios: ¡Tú eres el Señor y Redentor de la Iglesia! Eres el que la compró con la sangre de tu Hijo.

Después recuerda audazmente a Dios que, puesto que Dios ha elegido estar en relación íntima de pacto con Israel, la vergüenza del exilio de Israel se refleja negativamente en el honor de Dios mismo. Fue Dios quien trajo de Egipto una viña (v. 8), que la plantó, cultivó y la hizo florecer (vv. 9–15). La restauración de Israel—su retorno del exilio—resultará en honra para Dios. Cuando oramos por la iglesia, podemos recordarle a Dios: La iglesia es tu cuerpo. Tú has reunido a gente de toda tribu y lengua y pueblo y nación, y los has hecho un reino de sacerdotes para que den testimonio a las naciones. La restauración y sanación de la iglesia traerá gloria a tu nombre.

Después de guiar a Israel en esta petición por su restauración, Asaf concluye con un compromiso. Israel, una vez que sea restaurado, “jamás le dará la espalda” a Dios y siempre “invocará el nombre del Señor”. Hoy mientras unimos nuestras voces con las de nuestros hermanos y hermanas alrededor del mundo, hagamos el mismo compromiso. ¡Hoy es un buen día para orar por la iglesia!