30 Días en Los SalmosMuestra

Día 11: Salmo 68

Hemos orado al lado de David en la confesión y el arrepentimiento, y hemos levantado la voz con él para expresar confianza y esperanza en el Dios que es nuestra Roca y nuestra Fortaleza. Hoy, David guía a su pueblo en un cántico jubiloso de alabanza por lo que Dios ha hecho, está haciendo y hará a su favor. Que los justos se jubilen, David clama. Que alaben a Dios; que rebosen de júbilo y de gozo (v. 3). Esta no es la oración de la espera silenciosa (como la que vimos en el Salmo 62), sino de adoración apasionada: "Cantad a Dios, cantad salmos a su nombre; Exaltad al que cabalga sobre los cielos. JAH es su nombre; alegraos delante de él" (v. 4).

Esta oración de alabanza se arraiga primero y principalmente en la identidad y el carácter de Dios. David lo reconoce como Padre de huérfanos y protector de viudas, el Santo que les da a los desolados un hogar donde puede morar y conduce a los prisioneros hacia la libertad y la prosperidad (vv. 5–6). También se fundamenta en la memoria colectiva de Israel, que recuerda la fidelidad y las proezas liberadoras de Dios en el pasado (vv. 7–18). El carácter probado de Dios y lo que él ha hecho en el pasado es el fundamento de su esperanza actual: "Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios. El Dios de nuestra salvación. Selah Dios, nuestro Dios ha de salvarnos, Y de Jehová el Señor es el librar de la muerte" (vv. 19–20). Puesto que Dios no ha cambiado, David y su pueblo pueden clamar confiadamente por su ayuda en su necesidad “aquí y ahora”: "Tu Dios ha ordenado tu fuerza; Confirma, oh Dios, lo que has hecho para nosotros" (v. 28).

En un hermoso giro al final de la oración, David expresa una visión de las naciones como observadores de la obra fiel, poderosa y salvadora de Dios a favor de Israel—y les invita a unir sus voces a la canción de alabanza. "Reinos de la tierra, cantad a Dios, Cantad al Señor; Selah (...) Atribuid poder a Dios; Sobre Israel es su magnificencia, Y su poder está en los cielos. Temible eres, oh Dios, desde tus santuarios; El Dios de Israel, él da fuerza y vigor a su pueblo" (vv. 32–35a).

Hoy es un buen día para unir tu voz a la de la gran multitud multinacional, multiétnica y multilingüe de adoradores alrededor del trono de Dios (véase Apoc. 7:9–10) y para gritar con ellos la línea final de David en este salmo: ¡Bendito sea Dios! (v. 35b).