Rasgado: Confiar en Dios cuando permite que otros te lastimenMuestra

Cuando leí la historia de José esa mañana, hice lo que siempre había hecho: ir a Génesis 37. Allí se nos presenta a José, de 17 años, un chico bastante bueno que carecía de tacto para compartir con orgullo sus sueños con sus hermanos.
No había notado que a José en realidad se le presenta antes, en el capítulo 30, muchos años antes de los sueños, pero no antes de que comenzara el drama familiar. Para entender mejor su historia, tenemos que empezar mucho antes, en Génesis 1. Sin embargo, voy a adelantar unos cientos de años y centrarme principalmente en la historia de su familia, comenzando con su bisabuelo, Abraham, el hombre que Dios eligió para ser el padre de las naciones y el recipiente a través del cual bendeciría a toda la humanidad.
Abraham (el bisabuelo)
No tienes que ser un experto en la Biblia para haber oído hablar de Abraham. La mayoría de nosotros lo conocemos como el padre de la fe. Sin embargo, cuando conocemos a Abraham (llamado Abram en ese entonces), no se le reconoce como alguien especial de ninguna manera. Dios simplemente lo eligió. Creo que podría haber elegido a cualquier otra persona porque más importante que a quién eligió, era para qué fue elegido.
El plan de Dios implicaba más que simplemente dar tierra a un hombre y a sus descendientes. En última instancia, el plan era redimir a la humanidad porque fue a través de los descendientes de Abraham que el Mesías, Jesús, vendría a salvar al mundo del pecado. Este era el propósito de Dios para la humanidad, pero lo iba a hacer a través de personas.
No personas extraordinarias, sino personas imperfectas.
¿Quién era esta familia, entonces? Resumiré la historia brevemente, pero la mejor manera de obtener el panorama completo es leyendo Génesis, capítulos 11 al 37.
Abraham tenía una esposa llamada Sara (originalmente Sarai) y Dios prometió darles descendientes tan numerosos como las estrellas. Esto parecía imposible ya que Sara era estéril y eran viejos para tener hijos. Sin embargo, Dios le habló a Abraham en varias ocasiones acerca de darle hijos y bendecir al mundo entero a través de sus descendientes. A medida que pasaban los años y no nacía ningún niño, Sara recurrió a lo que muchos de nosotros hacemos cuando Dios promete algo que parece tardar más de lo esperado: tratar de interpretar las palabras de Dios y encontrar maneras de autocumplir Sus promesas.
En su caso, Sara sugirió que Abraham usara a su sirvienta Agar como madre sustituta para su hijo. Abraham estuvo de acuerdo, y ella le dio un hijo, llamado Ismael. Después, la tensión entre Sara y Agar se volvió insoportable, y Abraham tuvo que despedir a Agar e Ismael. Dios le prometió a Abraham bendecir también a Ismael, pero reafirmó Su promesa de bendecirlo a través de un hijo que nacería de Abraham y Sara. Como podemos ver muchas veces en sus historias, ¡estaban lejos de ser perfectos!
Recuerda que en este momento histórico, Dios no había dado Sus mandamientos y preceptos, y la gente hacía lo que creían que era bueno, lo cual casi siempre era terrible.
Finalmente, cuando Abraham tenía 100 años y Sara 90, tuvieron un hijo: Isaac. Este fue el hijo que Dios le pidió a Abraham que sacrificara como una prueba de su fe de que Dios mantendría Su promesa incluso más allá de la muerte. Afortunadamente, Abraham confió y creyó en Dios y, justo cuando estaba a punto de sacrificar a Isaac, Dios lo detuvo y proveyó un cordero en su lugar. Esto fue un símbolo de Jesús, el cordero de Dios, que fue enviado para ser un sacrificio por los pecados del mundo. ¡Estas son historias fascinantes que podríamos discutir interminablemente! Tenme un poco más de paciencia, todo esto cobrará sentido pronto. Mañana, veremos a Isaac y Jacob.
Escrituras
Acerca de este Plan

Usando la historia de José como base, Rasgado aborda la lucha por reconciliar el amor de Dios con el dolor. Si nos ama, ¿por qué permite que otros nos lastimen? Este plan nos enseña cómo volver a tener esperanza e intimidad con Dios a pesar del sufrimiento, cómo confiar en Sus planes y poder para redimir nuestras historias, tener éxito en la tierra de nuestro aflicción y olvidar, fructificar y perdonar. Es una adaptación del libro en inglés "Rasgado: Confiar en Dios cuando permite que otros te lastimen" de Karenlie Riddering.
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Nos gustaría agradecer a Apertura812 por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: karenlie.wixsite.com/apertura
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