Rasgado: Confiar en Dios cuando permite que otros te lastimenMuestra

Después de que los hermanos arrojaron a José a la cisterna, Judá dio rienda suelta a su Labán interior y, ya sea por miedo a matar a su hermano o por codicia, usó la oportunidad para obtener provecho.
Sugirió que en lugar de matar a José, lo vendieran a una caravana de ismaelitas (también llamados madianitas) que se dirigía hacia ellos con camellos, especias, bálsamo y mirra, de camino a Egipto. Los hermanos deben haber engañado a José para que creyera que estaban arrepentidos de haberlo arrojado a la cisterna. No está en la historia, pero si supieras que te van a sacar de la cisterna para venderte como esclavo, ¿habrías salido de la cisterna? Debieron mentir para convencerlo de que era seguro subir, pero cuando lo sacaron del pozo, sus verdaderas intenciones se revelaron. Sus manos y pies probablemente fueron atados por los ismaelitas con la ayuda de los hermanos, quienes no mostraron remordimiento por lo que le estaban haciendo a José.
¿Lloró? ¿Gritó? ¿Luchó contra sus nuevos dueños? Solo podemos imaginarlo. Yo probablemente habría intentado morder, patear o golpear a cualquiera para escapar por todos los medios posibles. ¿Tú no? Pero un hombre herido contra más de 10 no es una pelea justa.
Aparentemente, todo sucedió rápidamente porque cuando Rubén regresó, José ya no estaba. En lugar de perseguir la caravana y recuperar a su hermano, conspiraron para mentirle a su padre, haciéndole creer que José había sido asesinado por un animal feroz. Tomaron el símbolo del desprecio de su padre, la túnica de colores, y se aseguraron de no volver a verla. La cubrieron de sangre y se la dieron a Jacob, una decisión que encaminó sus vidas por el camino de culpabilidad que acompaña los pecados ocultos.
Destrozado por la noticia de la muerte de José, "Jacob se rasgó las vestiduras, se vistió de luto y por mucho tiempo hizo duelo por su hijo" (Génesis 37:34 NVI). En esos tiempos, rasgarse la ropa era una señal de luto, dolor, pena o ira. Como un efecto dominó, el desgarre típicamente produce más desgarre. José fue desgarrado, luego Rubén se rasgó su propia ropa y Jacob, en su dolor, se rasgó la suya también.
Me gustaría haber visto las caras de los hermanos mientras observaban las consecuencias de sus acciones. Debe haber sido insoportable ver a su padre llorar. Esto no fue una broma inocente que le hicieron a su padre. Jacob ya había perdido al amor de su vida, Raquel, y perder a su primogénito lo destrozó.
Los hermanos intercambiaron miradas mientras Jacob sollozaba. Algunos pueden haber salido de la habitación para susurrar entre ellos. ¿Alguno quiso decir la verdad? ¿Se reunieron en secreto después para jurar un pacto de silencio? No sabemos lo que pasó por la mente o en la vida de cada uno de ellos, pero sabemos que guardaron el secreto durante años.
Las decisiones de los hermanos no solo hirieron a José, esas decisiones hirieron la vida de cada uno de ellos y la de sus futuras familias. Mientras tanto, en Egipto, José fue vendido a Potifar, uno de los oficiales del Faraón, el capitán de la guardia.
Judá (capítulo 38)
Cuando terminamos el capítulo 37, hay una pausa un tanto extraña en la historia de José para documentar la dramática vida de Judá (capítulo 38). Luego, en el capítulo 39, volvemos a la historia de José, excepto que para entonces ya llevaba un tiempo en Egipto. ¡Ahhh! Eso es como saltar un episodio completo en tu serie favorita. ¿Qué pasó durante el viaje camino a Egipto? Nos saltamos ese episodio. No te preocupes, tengo algunas ideas... pero primero, el capítulo 38. Uff. Esta historia sí que está fea.
El capítulo 38 es el spin-off, Judá: Lo malo, lo peor y lo terrible.
Este capítulo ofrece un raro vistazo a la vida del "desgarrador". No siempre tenemos una idea clara de lo que les sucede a las personas que rasgan las vestiduras de otros, y aunque no tenemos detalles sobre los demás hermanos, a Judá le dieron su propio capítulo. En algún momento, Judá dejó la casa de su padre (tal vez porque no podía soportar ver a su padre de luto) y se casó con una mujer cananea, otra mala idea basada en la historia familiar previa con mujeres cananeas. Tuvieron tres hijos, dos que eran tan malvados que el Señor los mató. Lee la historia, es terrible.
Esta historia secundaria expone las consecuencias de los comportamientos de Judá y los terribles impactos que tuvieron en su vida. Judá privó a su padre de un hijo, pero perdió dos de los suyos, así como a su esposa. Le hizo daño a su nuera e intentó avergonzarla por "comportarse como una prostituta", solo para cargar con la vergüenza de ser él quien había respondido a su prostitución. Sus decisiones desataron una reacción en cadena de pérdida y desastre que le garantizó un capítulo completo en la historia de la familia y, posteriormente, en la historia de la nación, documentando sus errores para siempre.
Cuando alguien nos hiere, podríamos ser engañados por la apariencia de que sus vidas continúan como de costumbre. Pero no sabemos las secuelas con las que tienen que lidiar como resultado de sus acciones. El principio bíblico es que cosechamos lo que sembramos, y que eventualmente todos tendremos que rendir cuentas de lo que hicimos aquí en la tierra. Lo que no siempre vemos es el lado oscuro de la vida de los que desgarran a otros.
No siempre sucede de la noche a la mañana, pero eventualmente esas malas decisiones alcanzan a las personas. Puede parecer que aquellos que te desgarraron están viviendo exitosamente mientras tú luchas por recuperarte, pero realmente no sabes cuán difícil es o será su vida debido a sus acciones. Esta no es una invitación a esperar ansiosamente y celebrar las desgracias de tu opresor, sino un recordatorio para no enfocarte en lo que externamente puede parecer el triunfo de la injusticia y una razón para estar enojado con Dios y con todos en el planeta. De hecho, es todo lo contrario.
Como creyentes, Jesús nos pide perdonar a quienes nos hieren, y también orar por ellos.
Curiosamente, en la genealogía de Jesús, podrías reconocer algunos de los nombres de sus antepasados: "Judá, padre de Fares y de Zera, cuya madre fue Tamar..." (Mateo 1:3 NVI). Esta es otra muestra de la misericordia y la soberanía de Dios en acción para redimir el caos y cumplir Sus propósitos en el mundo, incluso cuando cometemos grandes errores, como Judá.
El deseo de Dios es que sanemos, perdonemos y, si presenciamos la caída de aquellos que nos desgarraron, encontremos compasión en nuestros corazones hacia ellos. Pero esto no es algo fácil, y no sucede de la noche a la mañana. Mañana, regresaremos con José y la caravana.
Escrituras
Acerca de este Plan

Usando la historia de José como base, Rasgado aborda la lucha por reconciliar el amor de Dios con el dolor. Si nos ama, ¿por qué permite que otros nos lastimen? Este plan nos enseña cómo volver a tener esperanza e intimidad con Dios a pesar del sufrimiento, cómo confiar en Sus planes y poder para redimir nuestras historias, tener éxito en la tierra de nuestro aflicción y olvidar, fructificar y perdonar. Es una adaptación del libro en inglés "Rasgado: Confiar en Dios cuando permite que otros te lastimen" de Karenlie Riddering.
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Nos gustaría agradecer a Apertura812 por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: karenlie.wixsite.com/apertura









