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Rasgado: Confiar en Dios cuando permite que otros te lastimen

DÍA 3 DE 30

Hay muchas cosas que pueden hacernos sentir desgarrados. A veces, ese desgarre puede ser violento e inesperado, mientras que otras veces puede ser a través de situaciones graduales pero constantes que finalmente nos dejan desnudos y heridos. Como tirar de un hilo poco a poco hasta que te das cuenta de que hay un gran hoyo que revela tu desnudez.

Algunos ejemplos de cosas que nos dejan sintiéndonos rasgados podrían ser:

  • Abandono
  • Rechazo
  • Robo, fraude, estafas
  • Daño físico, asalto, agresión
  • Daño o asesinato de un ser querido
  • Trata sexual, abuso, violación, incesto
  • Secuestro
  • Trabajo forzado
  • Abuso religioso
  • Calumnia
  • Alejamiento de seres queridos
  • Abuso emocional
  • Infidelidad
  • Traición

Sea cual sea el caso, es algo que te hacen. No es algo que elegiste, sino algo fuera de tu control, forzado en tu vida, y que cambió la trayectoria de tu vida.

Las esperanzas o sueños que una vez imaginaste desaparecieron…pero estoy segura de que Dios quiere sacarte de esa cisterna sano, completo y libre para caminar hacia un destino que se somete sólo a Él.

Los hermanos de José se jactaron: "...veremos qué será de sus sueños". Sin embargo, nada, por muy difícil que sea, puede interponerse a las promesas de Dios. Nosotros mismos somos los únicos que podemos detener el cumplimiento de los propósitos y sueños que Él tiene para nosotros. Sin embargo, nadie detendrá jamás Sus propósitos en el mundo ni sus promesas.

La cisterna

El único detalle que tenemos sobre la cisterna es que estaba vacía. Pero podemos inferir que era profunda, porque si no José podría haber salido por su cuenta. Es probable que sufriera múltiples golpes, y posiblemente fracturas, cuando lo arrojaron al pozo profundo y sin agua.

José debe haber tenido mil preguntas: ¿De verdad está pasando esto? ¿Qué están planeando? No se atreverían a dejarme aquí, ¿verdad? Más adelante, el escritor indica que los hermanos ignoraron las súplicas de José, llegando incluso a disfrutar de una comida mientras él clamaba desde el pozo.

Súplicas agonizantes que cayeron en corazones endurecidos. La cisterna representa el momento justo después del desgarre; el tormento y el shock de ser arrojado a un pozo que parece una pesadilla terrible. Un minuto ibas camino a un hermoso destino, favorecido y seguro de tu valía, y al siguiente estabas en un pozo profundo, oscuro y seco, incierto del amor de los que te rodeaban, incierto de tu futuro y demasiado herido para salir por tu cuenta.

La cisterna de José duró apenas unas horas, pero las cisternas emocionales pueden ser períodos de shock, dolor, quebrantamiento, confusión y desesperación que duran meses o años.

Cuando estas cosas nos suceden, especialmente si servimos a Jesús, es fácil cuestionar a Dios, nuestra fe e incluso nuestra existencia. ¿No se supone que Dios está a mi favor? ¿No prometió librarme de mis enemigos y que la bondad y la misericordia me seguirían todos los días de mi vida? ¿Por qué un Padre amoroso permitiría tanto sufrimiento? ¿Tiene algún propósito mi vida? Preguntas válidas y genuinas que un espíritu quebrantado, herido y desilusionado se plantea desde las profundidades de una cisterna vacía. Dios estaba obrando en mi corazón, pero las preguntas y quejas eran naturales.

Las cisternas vacías también son cisternas solitarias. Incluso si tienes amigos que te escuchan y oran contigo, en última instancia, tú eres el único que sabe lo que se siente estar en tu lugar.

En la cisterna, necesitamos amigos que escuchen, oren y nos recuerden con compasión las Escrituras cuando no podamos recordarlas por nuestra cuenta. Amigos que entiendan nuestra naturaleza humana y no se ofendan por nuestras preguntas o dolor. Amigos que sepan que Jesús entiende y nos encuentra en nuestro lugar de quebrantamiento... tal como somos. Amigos que sobrepasan obstáculos para llevarnos a la presencia de Jesús cuando estamos paralizados, incapaces de movernos (ver Marcos 2).

Las personas que no han pasado por crisis a menudo no saben cómo consolar a los que están en angustia, o esperan que simplemente "tengan fe" sin entender precisamente lo difícil que es tener fe en medio de la tormenta. ¿Recuerdas la historia de los discípulos en la barca durante una terrible tormenta? Estos hombres caminaban y vivían con Jesús a diario. Literalmente tenían a Jesús con ellos en la barca, dormido pero presente, e incluso ellos se desesperaron y cuestionaron al Maestro. "—¡Maestro! —gritaron—, ¿no te importa que nos ahoguemos?" (Marcos 4:38 NVI).

Algunos podrían argumentar que los creyentes no deberían luchar con esas preguntas, pero hay múltiples ejemplos en las Escrituras de cómo Dios responde al dolor, la depresión y la duda o la incredulidad. Si no podemos llevar nuestras preguntas y dolor a Dios, ¿a quién podríamos recurrir entonces? Sin embargo, si nos dejamos llevar por nuestro propio razonamiento y entendimiento, algunas preguntas podrían llevar a una angustia más profunda, amargura, ira y, en última instancia, al abandono de nuestra fe, lo que nos haría dar la espalda al Dios que nos ama, pero que lentamente empezamos a cuestionar si tan siquiera existe.

Es importante buscar la verdad de Dios y tratar de entender Sus caminos; ¡nuestras vidas terrenales y nuestra eternidad dependen de ello! Estas preguntas son demasiado importantes para dejarlas sin respuesta. Demasiado importantes para ignorarlas en un intento de perfeccionar el arte de disfrazar nuestras luchas y reprimir el dolor como podamos, pasando por la vida en modo de supervivencia, en lugar de prosperando y creciendo.

Lo que aprendí a través de José fue poderoso y transformador. El proceso tomó muchos años, pero se convirtió en una bendición tan grande que pude crecer, sanar y aceptar que no necesitaba tener todas las respuestas para volver a confiar en mi Padre celestial. Él fue paciente conmigo, amoroso, protector, celoso por mí, misericordioso, tierno y más cercano de lo que lo había sentido antes.

Acerca de este Plan

Rasgado: Confiar en Dios cuando permite que otros te lastimen

Usando la historia de José como base, Rasgado aborda la lucha por reconciliar el amor de Dios con el dolor. Si nos ama, ¿por qué permite que otros nos lastimen? Este plan nos enseña cómo volver a tener esperanza e intimidad con Dios a pesar del sufrimiento, cómo confiar en Sus planes y poder para redimir nuestras historias, tener éxito en la tierra de nuestro aflicción y olvidar, fructificar y perdonar. Es una adaptación del libro en inglés "Rasgado: Confiar en Dios cuando permite que otros te lastimen" de Karenlie Riddering.

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Nos gustaría agradecer a Apertura812 por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: karenlie.wixsite.com/apertura