Sin Filtros: Viviendo Como Verdaderos Hijos De DiosMuestra

Los cristianos vamos a ser aborrecidos por el mundo. Esto es una realidad y cuanto antes la aceptemos, antes aprenderemos a vivir conformes con ella. La cultura y la mentalidad de esta época, nos empuja a desear ser vistos, aceptados, y si no amados, al menos respetados. Y eso es justo lo contrario a lo que está ocurriendo cada vez más.

El mundo proclama el amor y la libertad como un mantra, el respeto a los que son distintos y los derechos de los más vulnerables. Sin embargo, cualquier atisbo de fe, especialmente en Jesús, es fuertemente criticado y rechazado. Pero esto no debe sorprendernos. Jesús mismo lo advirtió, el apóstol Juan también. Los discípulos y la Iglesia primitiva lo experimentó en primera persona.

Pero es precisamente en los tiempos en los que mayor y más agresiva fue la persecución de los cristianos, cuanto más se extendió el Evangelio. ¿Por qué entonces vamos a temer? ¿Acaso nuestra esperanza está en esta vida? Sentir cierta inquietud a veces es natural, esto nos afecta humanamente, pero necesitamos fortalecernos en nuestra fe, en nuestra unión a Él, y entre nosotros. La Iglesia, entre otros, cumple un propósito de apoyo y cuidado los unos de los otros. Sufrimos juntos, somos perseguidos y criticados juntos, puede que incluso seamos torturados juntos, pero también juntos, recibiremos la vida eterna.

Por supuesto, esto no es algo agradable, ni debemos vivir atormentados por esta idea, pero es necesario que interioricemos el rechazo como parte del proceso de ser transformados a la imagen de Cristo. Esta época está marcada por la tensión social, política y espiritual, y de un modo u otro, necesitamos ser fortalecidos para resistir, y hacerlo unidos, en Su amor. Si no, corremos el peligro de caer en la tentación de la aceptación social, de agradar a los hombres y no a Dios, de ser seguidores de otros en lugar de Cristo.