Adelante Con La MisiónMuestra

El precio del discipulado y la misión (Art. 12-13)

Lectura bíblica: ”Portanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mt. 28: 19-20).

El discipulado. El artículo 12 del Pacto de Lausana se refiere a la guerra espiritual que nos implica a todos; a las tácticas que el diablo emplea, tanto dentro como fuera de la Iglesia, para distanciarnos de la Verdad; al riesgo que todos corremos de manipular a otros para el beneficio personal; y, por lo tanto, la necesidad de vestirnos de la armadura de Dios, y velar con discernimiento para salvaguardar el evangelio. La Iglesia ha de estar en el mundo, pero el mundo no puede estar en la Iglesia. El artículo 13, por otro lado, nos presenta el precio que, muchas veces, los cristianos son obligados a pagar en aquellos países donde las autoridades les privan de su libertad religiosa. El artículo 12 invita a otros a apoyarles en oración, para que no sean intimidados. Queremos luchar contra la injusticia y permanecer fieles al evangelio, sea cual sea el precio. Hasta ahora hemos hablado del discipulado desde el punto de vista del mentor, el Maestro o la persona que discipula a otros. En realidad, el término discipulado se refiere a la condición de uno mismo como discípulo. Por lo tanto, implica una doble responsabilidad: hacía otros y hacia uno mismo. Además, la raíz de la palabra “discípulo” es la misma que la de la palabra “disciplina”, del latín “discere”, que significa aprender. Seguir a Jesús implica una renuncia a uno mismo y un ejercicio de disciplina para cumplir la voluntad de Aquel que nos llamó.

El discipulado y la misión. Las palabras del pasaje de Mateo 28 no son sino el acto de pasar el relevo a los que hemos decidido seguir al Maestro. Son la esencia del significado de la misión. Una vez que se haya asido del relevo, el atleta (discípulo) debe mirar hacia delante para alcanzar la meta, y, desde luego, no es un camino de rosas. En ese camino (la misión) hay obstáculos sobre los cuales podemos caer. No obstante, podemos cambiar el rumbo de tal situación al poner en práctica todos los ejercicios espirituales (disciplina) que nos dan la fuerza para continuar el viaje. Hemos de estar equipados, vigilantes, resueltos, cautelosos, fieles y no permitir que seamos distraídos por los atajos que nos podrían desviar e impedirnos pasar el relevo a aquellos que nos esperan más adelante en la pista. Con demasiada frecuencia hemos visto a “atletas” utilizar drogas para mejorar su actuación (un evangelio falso, la manipulación, la tergiversación de las Escrituras) para lograr su triunfo personal. Somos conscientes de que, en el camino, algunos afrontan dificultados y, aparentemente, se quedan atrás (torturados, encarcelados), y queremos trabajar para su liberación al continuar el viaje, confiando en Jesús, el Discípulo y Maestro por excelencia, que ha prometido no dejarnos nunca.

Acción de gracias

Por todos los discípulos del Señor, para que sean conscientes de su doble responsabilidad (enseñar y practicar), sin transigir ante dificultades que encuentren en el camino.

Confesión

Perdónanos, Señor, por las veces cuando hemos perdido de vista la meta; por las veces que nos hemos cansado y buscado atajos, sin poner nuestra confianza en ti.

Peticiones

Por todos los hermanos que son perseguidos a causa de su fidelidad al Evangelio: Señor, protégeles, libérales, y dales la fuerza que necesitan para afrontar los desafíos al seguir glorificando tu nombre.

Por los gobernantes de las naciones, para que garanticen la libertad de pensamiento y conciencia, y la libertad de practicar y propagar la religión según la voluntad de Dios, según lo expresa también la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

(Carine Francq, Distrito Central de la Alianza Evangélica Italiana)