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Adelante Con La Misión

DÍA 2 DE 8

Confiando en la Palabra de Dios y sometiéndose a ella (art.2)

Lectura bíblica: “En mi corazón he guardado tus dichospara no pecar contra ti.” Sal. 119:11

“Tus estatutos son mi herencia permanente; son el regocijo de mi corazón" (Sal. 119:111).

Vivimos en una sociedad que presiona a las personas hacia la autorealización y el éxito a toda costa, con el resultado de que acaban dependiendo de sí mismas, rechazando cualquier sumisión al juicio de otros, porque sus pensamientos y su voluntad se convierten en la única luz que guía sus acciones. Por tanto, el cristiano, hoy en día, debe tener mucho cuidado para no dejarse llevar por la cultura dominante, y, en su defecto, considerar cuán importante es confiar en la Palabra de Dios y someterse a ella. Lutero pudo decir: “Estoy atado a las Escrituras…y mi conciencia está cautiva a la Palabra de Dios". ¿Y nosotros? ¿Por qué hemos de confiar en la Palabra de Dios y someternos a ella?

El Pacto de Lausana expresa la fe evangélica de todos los tiempos. En primer lugar, debemos reconocer que la Palabra de Dios es una maravillosa carta de amor que Dios ha dejado para que el hombre pueda conocerle: es la fuente suprema de la revelación de Dios. Es la autoridad final en todo lo que atañe a la fe y la vida, y es el único apoyo seguro para nuestra vida. Además, la Palabra de Dios es la fuente de nuestra salvación. De hecho, Santiago dijo: “Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad…” (Stg. 1:18).

No solo esto, sino que la Palabra de Dios nos protege contra la tentación. Encontramos el mejor ejemplo de esto en el mismo Jesús que, cuando el diablo le tentó, respondió con las palabras: “¡Escrito está!”. El Salmo 119:11 nos exhorta a guardar la Palabra en nuestros corazones para no pecar, y el v. 111 del mismo Salmo nos dice que la Palabra de Dios es nuestra herencia y nuestro gozo.

Por lo tanto, se nos exhorta a humillarnos ante la Palabra de Dios, aun sabiendo que es un reto. A veces la vida es tan difícil que nos volvemos duros. En segundo lugar, hemos de contender con nuestra carne, que es reacia a escuchar la Escritura con una actitud de obediencia, sino que quiere someterse a sí misma. Siendo cristianos, se nos exhorta a acercarnos a esta Palabra preciosa con una actitud de mansedumbre. Hemos de guardar un tiempo para estar a solas con Dios, de tal forma que, como discípulos, nuestro corazón pueda recibir enseñanza (Is. 50:4), sea purificado y preparado para recibir esta palabra que, implantada en el corazón, es productiva y puede salvar nuestras almas, renovando nuestras mentes (Stg. 1:21; Ro. 12:2).

Pero, ¿cómo demostramos que la Palabra es importante para nosotros? Siendo “hacedores” de ella. De hecho, Santiago nos advierte de no hacer del testimonio que recibimos de las Escrituras una satisfacción ilusoria (Stg. 1:22), sino que, al actuar conforme a su dirección valiosa, seamos fortalecidos en la verdad por perseverar en la Palabra. Asimismo, como líderes de iglesias, cuando estamos anclados firmemente en esta Palabra fiable, seremos capacitados para exhortar según la sana doctrina, y convencer a los que la contradicen (Tito 1:9).

Como hijos amados de Dios, queremos encontrar nuestro gozo en la Palabra, meditar en ella día y noche, amarla con todo nuestro corazón y recibir esta Palabra con una actitud de sumisión, de escucha y de obediencia. Entonces nosotros también podremos repetir las palabras de Lutero: “Aquí estoy… ¡Que Dios me ayude! Amén".

Acción de gracias

Gracias, Señor, por haber inspirado tu Palabra escrita, por preservarla y esparcirla por todo el mundo, para que sea la luz que ilumina el camino de la fe.

Gracias, Señor Jesús - la Palabra hecha carne - que confirmas la Palabra escrita.

Confesión

Perdónanos, Señor, cuando anteponemos nuestra palabra a tu Palabra.

Perdona nuestro conformismo con las muchas palabras del mundo, y nuestra rebelión contra tu Palabra.

Peticiones

Si reconocemos cuán preciosa es esta Palabra, pedimos a Dios que quite nuestro pecado, y la cera que obstruye nuestros oídos para no oír la verdad.

Que seamos humildes y mansos al escuchar la Palabra, y valientes para obedecerla.

(Dario De Crescenzo y Cristian Careddu, Academia Teológica Italiana)

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Acerca de este Plan

Adelante Con La Misión

Devocional de 8 días que trata diferentes temas de la misión desde el encuentro de Lausana en 1974 hasta nuestros días. Este devocional ha sido elaborado por la Alianza Evangélica Italiana y subido por Israel Montes, presidente del grupo de Oración de la Alianza Evangélica Española, como guía de la Semana Universal de Oración (SUO).

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Nos gustaría agradecer a Israel Montes por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.alianzaevangelica.es/