Una guía de oración de 7 díasMuestra

Ensuciarse.
La oración nunca es la última línea de defensa. Es nuestra primera línea ofensiva. -Craig Groeschel
La Biblia nos dice que oremos por los demás. Una cosa que hacen nuestras oraciones es animar a la gente. Cuando recibimos un mensaje de texto, una nota o una llamada telefónica de alguien que dice que oró por nosotros, eso nos anima.
Al orar por los demás, estamos en la primera línea de sus vidas. Podemos orar por ellos. A medida que crecemos en nuestra cercanía con Dios, orar por los demás será más fácil, más natural e incluso emocionante. Entonces, a medida que avanzamos en nuestro día, ensuciémonos de rodillas y oremos. Aquí hay tres grupos por los que orar:
Nuestro círculo íntimo.
El círculo más pequeño son las personas en nuestras vidas con las que somos más cercanos, incluidos nosotros mismos. Este grupo nos necesita en sus vidas. Está formado por familiares y nuestros amigos más cercanos. Orar por este grupo será más fácil porque los conocemos mejor. La mayoría de nuestras oraciones se dirigirán a las personas de este grupo porque están en primer plano en nuestras mentes.
Nuestro círculo medio.
Este círculo central será más grande que nuestro círculo interior. Este grupo está formado por buenos amigos, conocidos y familiares. No siempre sabremos qué orar por las personas de este grupo, pero aun así oramos por ellos de todos modos. Un simple “Dios, por favor dale tu sabiduría a Juan” o “Dios, ruego que ella llegue a conocerte” será suficiente.
Nuestro círculo exterior.
Este grupo será el grupo más grande de nuestra vida. Está formado por personas que no conocemos o con las que no tenemos una interacción única. Podría ser el líder de nuestro país, una celebridad o un camarero de un restaurante. Las oraciones por estas personas podrían ser mucho más generales simplemente porque no somos conscientes de las necesidades que tienen. A veces estas oraciones no serán específicas, por lo que son apropiadas oraciones más generales.
Aquí hay algunas ideas para comenzar:
- Haz una lista diaria y ora.
- Siéntate en silencio y permite que Dios te recuerde a las personas.
- Pon un recordatorio en tu teléfono para pedirte que ores.
- Apaga la música mientras conduces y en su lugar ora.
- Ora en el momento en que surja la necesidad.
Para impactar a los demás, debemos detener nuestras propias agendas. Nuestras oraciones no tienen por qué ser largas y no tenemos que preocuparnos por el resultado. Hicimos nuestra parte. Podemos mantenernos firmes en la verdad de que cada oración que hagamos será escuchada por un Dios bueno y amoroso. Nuestras oraciones pueden ser tanto espontáneas como planificadas. Cuando Dios dice que podemos acudir a Él para cualquier cosa, realmente lo dice en serio.
Aceptemos su oferta.
Reflexionar
- Dedica tiempo a organizar tus diferentes círculos y haz un plan para acudir a Dios en su nombre con regularidad.
- Escribe cualquier revelación que Dios te hable a través de la lectura bíblica o el devocional de hoy.
Acerca de este Plan

Cuando nos viene a la mente la palabra oración, probablemente tengamos una idea de cómo se ve. Independientemente de sus antecedentes, probablemente tengas alguna experiencia previa con el concepto de oración. En este plan de 7 días, profundizaremos en cómo es la oración y cómo podemos incorporar prácticas que nos ayudarán a comenzar una conversación continua con Dios que durará toda nuestra vida.
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