Esperanza en la oscuridadMuestra

Fe probada

Soy de los que prefieren hundirse con fe que nadar sin ella.

—Stanley Baldwin, primer ministro británico

¿Qué pasa si estás viviendo por fe y aún así no ves cumplida la promesa que Dios te hizo durante tu vida? ¿Te atreves a creer que seguirá cumpliendo su promesa, incluso si no puedes verla durante tu estancia en la tierra? ¿Es posible que llegues a tener tanta intimidad con Dios que puedas seguir amándolo y sirviéndole a pesar de tu decepción?

Habacuc es un buen maestro para nosotros en esta lección, porque no fue hasta la siguiente generación que Dios cumplió su promesa y castigó a los babilonios.

Es mucho tiempo de espera.

Pero el Señor todavía fue fiel.

Habacuc nos da tres pequeñas palabras a las que podemos aferrarnos cuando parece que Dios no ha cumplido lo que prometió. No importa por lo que estés pasando, nunca dejes de lado estas palabras.

Si quieres poder acercarte más a Dios, pase lo que pase, entonces estas son las tres palabras que debes recordar en tu viaje hacia la intimidad y la máxima confianza y fe en él:

“Pero el Señor . . .”

Encontrarás estas palabras en Habacuc 2:20, donde el profeta, después de reconocer que todavía no le gusta lo que está pasando, dice: “Pero el Señor está en su santo Templo. . Que toda la tierra guarde silencio ante él” (NTV, énfasis mío).

El mundo puede parecer al revés, pero el Señor sigue ahí.

Cuando no tienes a quién recurrir, cuando tus propias ideas y recursos se han evaporado, cuando tu control sobre una situación es un desastre, Dios todavía está ahí. Cuando te duelen las rodillas por estar arrodillado en oración pero no puedes saber si él está escuchando, Dios todavía está ahí.

No importa lo que pase en tu vida, el Señor está en su santo templo.

Ora: Dios, ¿me permitirás experimentar tu presencia de nuevas maneras? ¿Me mostrarás lo cerca que estás?