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«Una fórmula esencial: confiar y obedecer»Sample

«Una fórmula esencial: confiar y obedecer»

DAY 4 OF 6

## «Que Dios te use, no te hace inmune» ### Relato de John He conocido a Scott por más de veinte años. Durante este tiempo, he tenido un asiento de primera fila para verlo convertirse en un líder fuerte y un excelente pastor. Bajo su liderazgo, The Oaks se ha convertido en un faro de influencia en nuestra comunidad. Juntos, llegamos a los suburbios de Dallas en el año 2003. De hecho, nos convertimos en pastores de dos congregaciones a ocho minutos de distancia. Comencé mi trabajo como pastor de Freedom Fellowship International cuando nombraron a Scott pastor principal en The Oaks Fellowship. Al principio, los dos florecimos en el ministerio y nuestras congregaciones crecían rápidamente. Disfrutamos de una relación personal cada vez más profunda. No había duda de que Dios estaba entretejiendo nuestros corazones. Realmente sentí que nos estábamos convirtiendo en colaboradores, y de cierto modo, en socios. No pasó mucho tiempo antes de que yo tuviera que enfrentar serios problemas en mi congregación. No teníamos una base sólida de liderazgo, y empezamos a luchar. Nuestros números se desplomaron. Ya no éramos la iglesia creciente y vibrante que una vez fuimos. Era como si pudiera sentir que mis sueños se me escapaban entre las manos. El estrés se hizo sentir, y yo luchaba con la tentación de comparar las cosas increíbles que sucedían en la congregación de Scott con la falta de crecimiento en la mía. El dinero parecía llover en The Oaks. En vez de orar para lograr una mejor asistencia y presupuesto (como yo), Scott y su junta directiva luchaban para ser buenos administradores de las bendiciones de Dios. Dios me había usado de manera poderosa para traer una palabra a The Oaks, pero no podía cambiar lo que sucedía en mi congregación. Se hizo cada vez más difícil ver cómo The Oaks continuaba prosperando mientras que nuestra congregación decrecía. Todo lo que Scott intentaba en The Oaks se convertía en oro. Mi celo me hizo cerrarme. Podía sentir cómo se enfriaba mi corazón y se alejaba de las cosas de Dios. Mientras manejaba desde Dallas a mi casa en Waxahachie, tenía que pasar por el edificio de Scott. No podía ni siquiera mirarlo sin recordar mis propios fracasos. Por fin pude decir a Dios: «Pensé que me dirigía hacia el éxito, pero ahora puedo ver que ese no es el caso. Señor, decido seguirte a ti. Me arrepiento de los celos que he sentido en mi corazón contra Scott y The Oaks. Comprometo mi vida a seguir tu plan. Hágase tu voluntad». Esta oración fue el comienzo de mi sanidad y liberación de esos celos agobiantes. Pero, ¿reuniría el valor de llegar al final del proceso de sanidad?

Scripture

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