UNA OFRENDA CONSTANTE

Romanos 12:1 (DHH)

"Por tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Éste es el verdadero culto que deben ofrecer".

Pablo, en esta carta, nos muestra la importancia de ser constantemente una ofrenda para Dios con nuestras vidas ¿Qué es una ofrenda a Dios? Es entrega, es renuncia por amor en señal de gratitud hacia Dios.

En medio de nuestro caminar con Dios, necesitamos estar constantemente llenos de Él. El acto de ser ofrenda para Dios expresa el deseo de nuestro corazón de conocerle, de amarle por quien es y por lo que ha hecho por nosotros. No buscando recompensas, no buscando lugares o milagros, sino simplemente Su presencia; anhelando escuchar la voz y sentir Su plenitud, queriendo ser vasijas que se llenan de aceite solo con nuestra entrega.

Muchas veces, nos centramos tanto por conseguir algo, por conseguir milagros, que nos olvidamos de lo que Dios quiere hacer en nuestra vida y a través nuestro.

Perdemos de vista lo único que necesitamos, luchamos por salir adelante con nuestras propias fuerzas, que subimos la guardia, y en ningún momento, nos hacemos frágiles. En la fragilidad, está la capacidad de poder hacernos más fuertes en Dios.

Todos los que estamos aquí queremos un avivamiento espiritual en nuestras vidas, que Dios nos revele a qué somos llamados e ir ya a por ello, pero hoy te pregunto: ¿Crees que, de verdad, estás preparado?

Antes de un avivamiento, hay un rompimiento. Cuando nos entregamos como ofrenda viva a Dios le estamos diciendo: "Me rindo, Señor. Rómpeme y hazme de nuevo".

Necesitamos rendirnos y buscar Su voluntad, no por lo que nos puede dar, sino por quien es Él.

Oración:

Señor, reconozco que muchas veces te he perdido de vista, y hoy quiero entregarme como una ofrenda de amor, rendir mi voluntad para buscar la tuya, seguirte y buscarte no por lo que me puedas dar, sino por amor a ti, que me amaste primero. Quiero hacerme frágil para que tú te hagas fuerte en mí; en el nombre de Jesús, amén.