El Dolor No Se Compara Con La GloriaSample

Día 1 – “El Dolor Tiene un Propósito”

En el año 2023 sentí que mi vida se venía abajo. Todo parecía derrumbarse al mismo tiempo: mi empleo se volvió inestable, mis finanzas estaban en crisis y, como si no fuera suficiente, la relación que tenía en ese momento llegó a su fin. Era un tiempo oscuro, lleno de preguntas sin respuestas. Me sentía perdido, sin dirección, como si todo lo que había construido se desmoronara frente a mis ojos.

En esos días de angustia, muchas veces lloré en silencio y hasta me pregunté dónde estaba Dios en medio de tanto caos. Todo lo que conocía como seguro desapareció, y me vi obligado a enfrentar la fragilidad de mi vida. Pero fue justamente ahí, en medio del dolor, cuando la Palabra de Dios cobró un nuevo sentido. Romanos 8:18 dejó de ser un versículo distante y se convirtió en un ancla para mi alma: las aflicciones del tiempo presente no se comparan con la gloria venidera.

Aunque no entendía el “porqué” de lo que estaba viviendo, Dios comenzó a mostrarme el “paraqué”. Ese proceso doloroso me enseñó a depender de Él y no de mis propias fuerzas. Descubrí que la verdadera estabilidad no está en un empleo, ni en las finanzas, ni siquiera en una relación humana, sino en la fidelidad inquebrantable de Dios. Poco a poco, fui entendiendo que mis pérdidas no eran el final, sino parte de un camino de transformación.

Hoy, mirando atrás, puedo decir que ese año marcó un antes y un después en mi fe. Aprendí que Dios no desperdicia el dolor, sino que lo usa para moldearnos y llevarnos a un nivel más profundo de confianza en Él. Aunque fue un tiempo difícil, también fue el terreno donde mi esperanza en Cristo echó raíces más fuertes.

Quizás tú también estés en una temporada donde parece que todo se viene abajo. Tal vez tu corazón está quebrantado, tus finanzas te preocupan, o tu vida parece un rompecabezas sin armar. Quiero recordarte lo que Dios me enseñó: tu dolor no es el final de la historia. El sufrimiento es temporal, pero la gloria que viene es eterna.

No se trata de negar el dolor, sino de ponerlo en perspectiva. Lo que atravesamos ahora no se compara con lo que Dios ha prometido. La esperanza en Cristo nos asegura que lo que hoy duele, mañana dará fruto, y que lo que parece pérdida, en sus manos se convierte en victoria.

Oración

Señor, en mis momentos de quebranto me enseñaste que Tú eres mi verdadera fortaleza. Gracias porque mi historia no termina en el dolor, sino en Tu gloria. Ayúdame a confiar en que cada prueba tiene un propósito, y a esperar con esperanza en lo que estás preparando para mi vida. Amén.