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VISUM: El Camino a EmaúsSample

VISUM: El Camino a Emaús

DAY 7 OF 8

¿Dónde está tu corona?

¡Bienvenido al trono del Rey!

Cuando pensamos en David, nos viene a la mente el valiente que venció a Goliat, el poeta, el adorador, el gran guerrero, el gran rey de Israel. Pero lo que hizo especial a David no fue sus victorias, fue lo que hizo cuando falló.

David cometió adulterio, mandó asesinar a un hombre inocente, tuvo orgullo y ocultó su pecado. No fueron errores pequeños, fue una caída profunda. Pero cuando Dios lo confrontó delante del profeta Natán, David no se excusó, no culpó a otros, no corrió, se quebró.

Escribió con el alma rota:“Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmos 51:17 RVR1960). Y Dios no lo desechó, lo restauró.

Hoy vivimos en un mundo donde humillarse parece debilidad. Donde lo importante es “tener el control”, “mostrar seguridad”, “tomar el poder”, “llevar la corona”. Pero hay algo que pocos entienden: el mayor poder no está en gobernar, sino en rendirse. Muchos quieren la corona, pero sin cruz. Quieren la gloria, sin entrega. Pero el Reino de Dios no funciona así.

Y tú, ¿quién gobierna tu vida?¿Tu orgullo? ¿Tus heridas? ¿Tu miedo? ¿O ya entendiste que el lugar más seguro para tu alma no es el trono? Está a los pies del Rey.

No estás leyendo esto por accidente. Estás aquí porque Dios quiere restaurarte.

Y para eso es necesario que te bajes del trono.

La corona representa tu deseo de controlar, de llevar las riendas de tu vida, como muchas veces lo hizo David. Pero David no fue restaurado por ser fuerte, fue restaurado cuando se rindió.

Y ahora tú tienes la misma oportunidad. No porque seas perfecto, sino porque Dios responde al corazón humillado.

Quiero invitarte a hacer algo. Si hoy decides arrepentirte, rendirte y dejar de gobernarte a ti mismo, ora a Dios y entrégale todo aquello que te hace sentir suficiente, poderoso y por encima de Dios. En sentido figurado, entrega a los pies de Dios nuestro Rey, cada aspecto de tu vida que te hace sentir orgulloso, tu corona, este es un acto valiente de fe. Este momento es solo entre tú y Dios, nadie más, solo tú, con tu decisión.

ORACIÓN:
“Señor Jesús, tu sabes bien quién soy. El día de hoy me quito mí corona de orgullo y la pongo a tus pies, todo lo que soy lo rindo ante ti. Hay cosas que he hecho que me avergüenzan, hay cosas que no quiero dejar pero todo eso te lo entrego hoy a ti. Quiero ser restaurado y esto solamente lo puedes lograr tú, por tu misericordia y por tu gracia, te pido perdón y te pido ayuda. En el nombre de Jesús, amé".

Lo que hiciste hoy no fue pequeño. Hoy le dijiste a Dios:“Ya no quiero gobernar mi vida sin Ti”. David fue restaurado y tú también puedes serlo. Y esto es solo el comienzo de todo lo que Dios quiere hacer en ti.

Cleofas tuvo un momento similar cuando Jesús desapareció de su vista.“¿No ardía nuestro corazón en nosotros (...)?”. Cómo no fui capaz de darme cuenta de que Dios no solamente no me menospreció por mi incredulidad, me acompañó todo el camino”. Esta sensación produce arrepentimiento y nos deja “ver” el amor de Dios para con nosotros, que pacientemente nos busca, nos escucha y nos restaura. David escribió el Salmo 40 y al igual que Cleofas describe la paciencia que Dios tuvo con él y cómo lo restauró.

Mañana continuaremos con el último paso que nos llevará a ver todo con claridad.

About this Plan

VISUM: El Camino a Emaús

Un plan de lectura inspirado en el relato del Camino a Emaús que revela cómo, entre dudas, desánimo y falsas ideas, Jesús camina con nosotros. Todo apunta a Él: un Dios que busca, escucha, perdona y restaura. Al reconocerlo en lo cotidiano y abrir el corazón, la fe se enciende a través de Su Palabra y la vida encuentra propósito para alentar a otros en el camino.

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