De La Vergüenza a La SeguridadSample

Es posible que haya escuchado mensajes que le dicen que “salgaa de la espiral de la vergüenza” eligiendo la alegría, la confianza o la verdad. Aunque bien intencionados, estos enfoques pasan por alto algo esencial: querer que la vergüenza desaparezca no funciona. No puede superarla solo con fuerza de voluntad. No puede avergonzar a su vergüenza para que se vaya; irónicamente, eso solo la refuerza. Pensar en la vergüenza como algo que hay que conquistar o borrar es parte del problema, porque etiqueta partes de usted como “malas”.

“¿Qué me pasa?” ¿Alguna vez se ha preguntado esto a si mismo?

Y si, en cambio, dijera esto: "¿Qué me pasó que me hizo sentir que tenía que ocultar quién soy?"

Cuando los niños experimentan negligencia emocional o desconexión, suelen internalizar un mensaje falso: Si fuera más amable, se habrían quedado cerca o no me habrían hecho daño. Esa creencia puede seguirnos hasta la edad adulta, donde la vergüenza susurra: "Debes ser tú. Tú eres el problema. Arréglate. Sé responsable de todos y de todo". Por otro lado, la vergüenza también puede manifestarse como culpa externalizada para evitar sentir el dolor interno de la vergüenza.

El Espíritu de Dios habla de otra manera. Gálatas 5 nos dice que el Espíritu nos guía a la libertad. No somos esclavos de nuestra vergüenza ni de viejos hábitos de afrontamiento. Somos hijos de Dios, no rechazados ni avergonzados.

Al concluir este plan, deje que el Espíritu Santo le guíe suavemente a la presencia de Dios. Veamos la película desde el primer día una vez más. Esta vez, en lugar de sentir vergüenza o juzgarla, intente dar una respuesta más compasiva. ¿Y si la vergüenza que sentimos no es el problema en sí? ¿Y si apunta a una parte más joven de usted que necesita sanación?

Recuerde, el antídoto contra la vergüenza no es el control, sino la curiosidad. Una presencia amable y paciente sin intenciones ocultas. Es acompañar a las partes de usted que se sienten demasiado rotas para ser amadas, no para persuadirlas ni corregirlas, sino simplemente para estar con ellas hasta que sepan que puede contener cada pensamiento, sentimiento y sensación incómoda que han cargado. En esa espaciosa seguridad, estas partes avergonzadas pueden compartir su historia y, al compartir, experimentar lo que realmente se siente al conectar con el amor. Con el tiempo, a medida que se repara la desconexión, pueden soltar las creencias vergonzosas que han cargado y descansar en la verdad de que son, y siempre han sido, dignas, amadas y suficientes.

Reflexión:

En los últimos tres días, ¿qué ha aprendido sobre la vergüenza? ¿Cómo podría abordarla de forma diferente en el futuro?

Oración:

Dios, gracias por amarme incluso cuando la vergüenza me dice que me esconda. Gracias por estar cerca. Ayúdame a traerte cada parte de mí, especialmente las que no me siento seguro de revelar. Muéstrame que no soy indigno de amor. La vergüenza no es mi única opción. Cuando la experimente hoy, ayúdame a acercarme con curiosidad en lugar de juzgar. Recuérdame que no estás aquí para condenar. Estás aquí para guiarme de regreso a ti con amor y gracia. Con dulzura y compasión. Ayúdame a amar cada parte de mí como tú me amas. Es en tu nombre que oro, amén

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