Dejando Que Dios Limpie Mi Corazón De MamáSample

DÍA 11
DEJANDO DE ACUSAR Y JUZGAR A MIS HIJOS
PASAJE DEL DÍA:
“¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo y no le das importancia a la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: 'Déjame sacarte la astilla del ojo', cuando ahí tienes una viga en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano” (Mateo 7:3-5 NVI).
ENTENDAMOS:
Jesús fue bien claro: No pretendamos querer corregir a otros cuando no nos hemos corregido a nosotros mismos. Como madres acusamos y juzgamos a nuestros hijos por sus actitudes o acciones, sin darnos cuenta que nosotras hacemos lo mismo y que ellos aprendieron mal de sus propias progenitoras. Hemos estado centradas en los errores de nuestros hijos. Si queremos ayudarlos, primero tendremos que sacar “las vigas” que nos estorban.
POR QUÉ ORAR:
Pedir perdón a Dios por toda acusación, juicio e injusticia cometida en contra de nuestros hijos.
Que Dios nos ayude a ver primero nuestra viga para así sacarla.
Pida perdón a Dios porque muchas de las pajas de su hijo, salieron de su viga.
Que Dios nos dé la gracia de trabajar primero en nuestras vidas y después -con sabiduría- hacerlo en la vida de nuestros hijos.
Padre: En el nombre de Jesús me acerco ante tu presencia y primero quiero pedirte perdón por haber sido hipócrita, porque he pretendido sacar de la vida de mis hijos lo que también está en mi vida, y así he sido injusta acusándolos y juzgándolos, centrándome solo en sus errores, sin poder ver los míos. Mi Dios, ayúdame a ver la viga que está en mis ‘ojos’, perdóname por ella, te la confieso y te pido que me limpies y me laves. Te pido perdón porque yo he contaminado a mis hijos y ahora quiero que Tú me limpies a mí primero para que luego pueda ver con más claridad la vida de mi hijo. Amén.
Scripture
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Durante estos 30 días enfrentamos un gran desafío como madres: amar y aceptar a nuestros hijos tal como son, ayudarlos a desarrollar el potencial que Dios les dio y cumplir Sus propósitos. Sin embargo, muchas veces nuestro corazón nos traiciona; las oraciones parecen no llegar porque cargamos con pecado, falta de perdón, amargura y palabras duras. Dios nos invita a venir a Él, lavarnos y limpiarnos, quitar la iniquidad y permitir que sane nuestros depósitos emocionales para que nuestras oraciones sean escuchadas.
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