Dejando Que Dios Limpie Mi Corazón De MamáSample

DÍA 15
QUITANDO LAS QUEJAS EN CONTRA DE MIS HIJOS
PASAJE DEL DÍA:
“De modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes” (Colosenses 3:13 NVI).
ENTENDAMOS:
La queja es un pecado de murmuración contra Dios, porque usted está –continuamente- haciendo conocer su insastifacción con lo que Él le ha provisto. La queja aleja a nuestros hijos y les hace sentir que son una carga para nosotros. Los hijos son una bendición de Dios y esa certeza debe inundar nuestros corazones y llevarnos –en libertad- a expresarles lo que sentimos.
POR QUÉ ORAMOS:
Haga una lista de todas las quejas que tiene en contra de su hijo/a.
Háblele a Dios acerca de cuanto le molesta todo lo que escribió.
En oración perdone a su hijo/a por cada una de esas quejas.
Bendiga la vida de su hijo/a y renuncie a toda queja del pasado.
Que su corazón sea lleno de gratitud.
Padre: Delante de ti vengo a confesar mi pecado de queja continua acerca de mis hijos y su comportamiento. Te pido perdón por las quejas acerca de su mala conducta, de su desorden, de su desobediencia, de su rebeldía y de su dejadez… Esto me ha molestado mucho, ha traído insatisfacción a mi corazón y me ha amargado. Ahora que he confesado lo que siento, te pido que me limpies de toda queja, de toda raíz de amargura, de toda murmuración en contra de ellos… Señor, en el nombre de Jesús, en este momento yo perdono a mi hijo/a, renuncio a todas y cada una de mis quejas y declaro que mi hijo/a es una bendición para mí, es la herencia que Tú me has dado… ¡Es lo mejor! Gracias Señor.
Scripture
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Durante estos 30 días enfrentamos un gran desafío como madres: amar y aceptar a nuestros hijos tal como son, ayudarlos a desarrollar el potencial que Dios les dio y cumplir Sus propósitos. Sin embargo, muchas veces nuestro corazón nos traiciona; las oraciones parecen no llegar porque cargamos con pecado, falta de perdón, amargura y palabras duras. Dios nos invita a venir a Él, lavarnos y limpiarnos, quitar la iniquidad y permitir que sane nuestros depósitos emocionales para que nuestras oraciones sean escuchadas.
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