Más Que Palabras: GraciaSample

Gracia Práctica

Hemos pasado por la verdad que sabemos y la que mostramos, pero la más difícil es la que vivimos. La gracia no es un tesoro para ser enterrado en tu jardín. No es un regalo que te llegó y que decides guardar en un cajón. Es un río que se te ha dado para que fluya, no para que se estanque. Si se estanca, se pudre y se convierte en algo que ni tú mismo puedes soportar.

La cruda verdad de la gracia es que no solo se trata de ti. Dios no derramó su amor sobre tu vida para que te quedes con él. Nos dio su gracia en dosis masivas, no para nuestro consumo personal, sino para que tengamos lo suficiente para "abundar para toda buena obra".

Piensa en los lugares más difíciles de tu vida. La llamada que no quieres hacer, el perdón que no quieres dar, la persona que no quieres servir. Es ahí, en el fango de lo incómodo, donde la gracia práctica se demuestra. ¿De qué sirve decir "Dios me perdonó" si no puedes perdonar a la persona que te falló? ¿De qué sirve decir "Dios me amó" si no puedes amar a quien no te agrada?

La gracia es una deuda que pagamos al recibirla. No una deuda de dinero, sino una deuda de amor. Cuando la vivimos, se convierte en el motor que nos impulsa a vivir una vida que honra a Dios, no por obligación, sino por la deuda que sentimos al haber recibido un amor tan grande. La prueba de que tu fe es real es que se traduce en acciones.

Oremos: Señor, ayúdanos a vivir la gracia en lo cotidiano y en lo difícil. Que no seamos una tumba para tu amor, sino un río que fluye sin parar. En el Nombre de Jesús, amén.