Grupos Pequeños: La Gestión Del LíderSample

Día 11: A la hora del desánimo
Liderar un grupo pequeño requiere pasión, entrega y propósito. Sin embargo, en medio del entusiasmo por avanzar, muchas veces se deja de lado una herramienta vital: la evaluación. Evaluar no significa criticar por criticar, ni buscar errores con dureza, sino practicar una mirada honesta y constructiva que permite crecer. Así como un agricultor revisa la tierra, el clima y la cosecha para mejorar su trabajo, el líder debe evaluar con humildad y fe su grupo, su liderazgo y el proceso.
La evaluación comienza con uno mismo. ¿Estoy cumpliendo con el propósito de guiar hacia Cristo? ¿Estoy creando un ambiente de amor, respeto y crecimiento? ¿Estoy escuchando más que hablando, acompañando más que dirigiendo? Son preguntas que no siempre tienen respuestas cómodas, pero sí necesarias.
También es fundamental revisar el desarrollo del grupo. ¿Están creciendo espiritualmente sus integrantes? ¿Se están involucrando en la vida de la iglesia? ¿Las reuniones tienen sentido o se han vuelto rutinarias? Estas preguntas permiten detectar áreas estancadas, dinámicas que no están funcionando o incluso cambios positivos que se deben reforzar.
Pero la evaluación no debe hacerse en soledad. Incluir al grupo en este proceso es un acto de humildad y confianza. Pedir retroalimentación, escuchar sin justificar, abrir espacios de diálogo sincero permite que todos participen del crecimiento conjunto. Además, es una excelente oportunidad para reforzar el compromiso y la visión compartida.
Dios mismo nos invita a examinarnos: “Examínese cada uno a sí mismo” (1 Corintios 11:28). Esta práctica, lejos de ser un castigo, es una herramienta de restauración y renovación. Nos permite identificar debilidades, pero también redescubrir fortalezas. Es una puerta abierta a la transformación.
Finalmente, evaluar no es detener el camino, sino impulsarlo. Es mirar con objetividad para corregir con sabiduría. Es dar lugar al Espíritu Santo para que revele lo oculto, afirme lo bueno y renueve lo necesario. Un grupo saludable es aquel que está en constante revisión y ajuste, con la mirada puesta en el propósito eterno de formar discípulos.
Aplicación práctica: Tómate un tiempo esta semana para evaluar tu liderazgo y el estado de tu grupo pequeño. Pide a dos o tres integrantes una opinión sincera sobre el rumbo del grupo.
About this Plan

Liderar un grupo pequeño es mucho más que coordinar reuniones. Este devocional de 12 días te equipa con principios bíblicos y herramientas prácticas para transformar vidas desde el liderazgo. Aprende a guiar con propósito, fomentar la comunión y multiplicar discípulos.
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