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Día 2: Tesoros en el cielo

Ayer hablamos de cómo las cosas por las que luchamos en esta vida no pueden traernos felicidad duradera. Trabajos, casas, posesiones, relaciones (lo que Jesús llamó "tesoros terrenales") siempre pasarán. También dedicamos un tiempo a considerar nuestros "tesoros terrenales" personales. Continúa buscando ese tipo de tesoros en tu vida a medida que avanzas en el resto de este Plan bíblico.

Pero los "tesoros en la tierra" no eran el único tipo de tesoro del que habló Jesús en el Evangelio de Mateo. Había un segundo tipo de tesoro: a este, Jesús lo llamó "tesoros en el cielo". Y este tesoro es único porque perdura. Jesús les dijo a sus seguidores que el tesoro en el cielo no se desgastaría ni se desvanecería. Nada ni nadie (ni siquiera la muerte) podría separarnos de este tesoro, por mucho que lo intentara.

Cuando Jesús habló de "tesoros en el cielo", ¿a qué se refería? ¿Cómo es realmente este tipo de tesoro? ¿Y cómo lo encontramos?

Jesús habló de tesoros en la tierra y tesoros en el cielo a mitad de su famoso Sermón del Monte. Durante esta enseñanza, Jesús mostró a sus seguidores (y a nosotros, por extensión) una forma de vida que no solo parecía buena, sino que era buena en su esencia.

Una y otra vez, comparó la forma en que vive el mundo con la forma en que cada uno de nosotros está llamado a vivir por nuestro Padre celestial. En lugar de buscar la felicidad personal a corto plazo, estamos llamados a buscar la mejora a largo plazo del mundo que nos rodea. Esto se traduce en amar a nuestros enemigos, perdonarnos unos a otros y ser generosos con los demás.

Cuando elegimos vivir de esta manera radicalmente diferente, no podemos evitar dejar huella. Nos volvemos más como Jesús: más capaces de amar a los demás, tal como Él nos ama. Y su amor se desborda en la vida de nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo y conocidos, a menudo durante décadas.

Tómate un momento para pensar en el impacto que esta forma de vida intencional podría tener en el mundo que te rodea. ¿Qué legado dejarías?

Este es el tipo de impacto que perdura. Nada puede destruirlo. Y un día, en la próxima vida, veremos la magnitud del impacto que hemos causado: este es nuestro tesoro en el cielo.

Reflexión: Dedica un tiempo a leer el Sermón del Monte, que se encuentra en Mateo 5-7. Reflexiona sobre las palabras de Jesús. ¿Qué podrías hacer esta semana para ponerlas en práctica? ¿Qué cambio a largo plazo podrían generar tus acciones algún día?

Oración: Padre, gracias por amarnos tanto que enviaste a tu Hijo a morir por nuestros pecados. Gracias al sacrificio de Cristo, la vida de miles de millones de personas a lo largo de miles de años ha cambiado. ¿Podrías mostrarme cómo puedo extender el amor de Cristo a quienes me rodean, confiando en que obrarás un cambio duradero y un tesoro a través de mi obediencia? En el nombre de Jesús, amén.