En El Poder De DiosSample

No con excelencia de palabras

"Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría" (1 Corintios 2:1 RVR1960).

El poder del Evangelio no está en el mensajero, sino en el mensaje.

Pablo no llegó a Corinto como un filósofo, elocuente orador, influencer o un vendedor; él actúo como un testigo (anunciaros el testimonio de Dios). Él hizo una decisión consciente (me propuse - v.2) de poner énfasis en Jesucristo, y a éste crucificado. Pablo era un embajador de Cristo, no un vendedor o mercader de ideas.

En una ciudad como Corinto, fascinada por la retórica y la elocuencia, Pablo sorprende a sus oyentes al decir que no llegó con "excelencia de palabras". Él rehusó apoyarse en métodos persuasivos humanos porque sabía que la transformación espiritual no ocurre por técnica, sino por revelación divina.

Al exponer el mensaje del Evangelio hay que ser cuidadoso, para no ponernos en el camino del Evangelio (como protagonistas) en lugar de ser un siervo del Evangelio.

La “sabiduría” que Pablo descarta aquí es la filosofía humana basada en la lógica y la persuasión superficial. Su misión no era impresionar, sino testificar con fidelidad lo que Dios ha revelado en Cristo. Pablo eligió una manera contracultural de predicar: con sencillez, autenticidad y dependencia del Espíritu; apoyado en el poder de Dios.

Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestras propias motivaciones al compartir nuestra fe. ¿Dependemos de nuestra habilidad, conocimiento o carisma, o confiamos en el poder inherente del mensaje del Evangelio? La eficacia del testimonio no reside en la brillantez del mensajero, sino en la verdad que se comunica con humildad.

¿Estoy confiando más en mi capacidad de hablar o en el poder del Evangelio que comparto?