Misericordia que transformaSample

Testimonio de vida y alabanza perpetua
"Te alabaré porque me has oído. Y me fuiste por salvación" (Salmo 118:21 RVR1960).
Mi vida es un testimonio de Su misericordia.
David cierra este salmo con un canto de victoria y gratitud. Habla como alguien que pasó por la prueba, clamó a Dios y fue escuchado. Esa experiencia le llevó no solo a la liberación, sino a la alabanza. Hoy, también somos llamados a ser testigos vivientes de la misericordia de Dios.
Tener un testimonio no es algo reservado a unos pocos; es parte del plan de Dios para cada hijo Suyo. Tú tienes una historia que contar. Una experiencia donde Dios intervino, donde te levantó, sanó, restauró o transformó. Tu testimonio no sólo glorifica a Dios, sino que fortalece a otros en sus propias batallas.
Como dice el versículo 22: “La piedra que desecharon los edificadores, ésta ha venido a ser cabeza del ángulo”. Esto apunta claramente a Jesucristo, quien fue rechazado por los hombres, pero elegido por Dios como la Piedra Angular. Y por medio de Él, también nosotros somos piedras vivas en Su edificio espiritual (1 Pedro 2:4-8).
Tu vida puede parecer descartada por algunos, pero Dios tiene un propósito eterno para ti.
¿Qué testimonio de la bondad de Dios podrías compartir hoy con alguien que lo necesita?
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El Salmo 118 te invita a reflexionar sobre la misericordia eterna de Dios, su fidelidad inquebrantable y la confianza que debemos depositar en Él. Nos recuerda que Dios nos amó desde antes de poder amarlo, y cómo en medio de las pruebas, Dios es nuestro refugio y fortaleza. Que este tiempo de reflexión te anime, fortalezca tu fe y te lleve a dar gracias por Su amor inagotable.
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