Devocional Junio "Lámpara a mis pies"Sample

“Y la sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de Lo-ruhama; y diré a Lo-ammi: Tú eres pueblo mío, y él dirá: Dios mío" (Oseas 2:23 RVR1960).

Dios hizo una petición difícil de entender a Oseas, le pidió que se casara con una mujer inmoral. La tarea del profeta era mostrar con su vida lo que la nación infiel hacía con un Dios fiel.

Oseas tuvo dos hijos y Dios pidió que los llamara Lo-ruhama (“la que no recibe compasión”); y diré a Lo-ammi (“el que no es mi pueblo”). Cuando Dios hizo el pacto con el pueblo de Israel en el desierto, parte de lo que Dios iba a hacer era tomar al pueblo de Israel como su especial tesoro entre todas las naciones. Sin embargo, el pueblo de Israel pecó, se entregó a la idolatría y quebrantaron el pacto. Por eso no merecían la compasión de Dios y tampoco ser llamados su pueblo.

Sin embargo, el propósito de la familia de Oseas no era solo el de mostrar la infidelidad de Israel, sino la fidelidad e infinita misericordia y amor de Dios. Él prometió tener compasión de la que no recibe compasión (y tampoco la merece) y llamar “pueblo mío” al que no es su pueblo. Dios decidió amarnos cuando no merecíamos ser amados y extendernos Su misericordia cuando merecíamos su juicio; cuando éramos sus enemigos y buscábamos edificar nuestro reino a costas del suyo, nos llamó “pueblo mío”. Esa es la gracia de Dios.

Toma un momento para agradecer a Dios por lo que hizo en tu vida, por tener compasión de ti cuando no la merecías y por adoptarte como hijo cuando eras un desconocido y un enemigo. Busca una oportunidad para hablar con alguien y compartir las buenas noticias. Ten compasión de alguien que no la reciba ni la merezca.