Devocional Del Día | AbrilSample

Prestando atención

Hebreos 2:1-4

Por eso es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído, no sea que perdamos el rumbo. Porque si el mensaje anunciado por los ángeles tuvo validez, y toda transgresión y desobediencia recibió su justo castigo, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue anunciada primeramente por el Señor, y los que la oyeron nos la confirmaron. A la vez, Dios ratificó su testimonio acerca de ella con señales, prodigios, diversos milagros y dones distribuidos por el Espíritu Santo según su voluntad.

En estos textos nos hace referencia a que no hay nada más desgarrador que predicarle a la gente semana tras semana y verles constantemente expuestos a la verdad que sabes que podría transformar su misma existencia y, sin embargo, verles que se pierden el efecto completo de esto porque no prestan atención y se desvían fácilmente, debemos recordar que esta carta se escribió específicamente para los que ya eran creyentes, esto nos lleva a la idea de no solo escuchar atentamente, sino también de hacer lo que hemos escuchado, y es necesario que con más diligencia (cuidado, prontitud, prisa) atendamos este mandato.

Todo se enfoca en una pregunta, la cual el escritor deja colgada en el aire: “¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?”.

Esa no es una amenaza; es simplemente una pregunta. Está dirigida tanto al cristiano como a aquellos que no son cristianos. A aquel que no es cristiano dice: “¿A dónde vas a ir? ¿Cómo te saldrás del universo de Dios? ¿Cómo puedes encontrar salvación a través de cualquier otra ruta, ya que no involucra a Aquel que está tras todas las cosas?”.

Al cristiano es como si le dijera: No es suficiente que "conozcas" a Jesucristo; debemos creerle y tomarle como propio.

Si no prestamos atención a lo que hemos oído podemos perder tanto, incluso si nos llamamos cristianos. Podemos perder paz, libertad, gozo y propósito.

Estamos desprotegidos y podemos caer en tentación, frustración, desconcierto y confusión sin Él.

Medita: ¿Hemos realmente alguna vez comenzado la vida cristiana, o es este tan sólo un autoengaño, desempeñado para cumplir normas externas, pero sin ningún cambio interno en el corazón?