Oración, obediencia y confianza

Extiende tu amor a los que te conocen, y tu justicia a los rectos de corazón.

Salmos 36:10

El Salmo 36 contrasta la vida del justo y el impío. Los primeros cuatro versículos nos describen el pensar y el actuar de aquellos que no confían en Dios.

Los siguientes cinco versículos (Salmos 36:5-9) nos describen el amor de Dios y como la misericordia del Señor está sobre todos los hombres.

Los últimos tres versículos (Salmos 36:10-12) son una oración que se conforma por la petición del amor de Dios sobre los justos, también un clamor para ser librados de los orgullosos y que el fracaso de los malvados sea evidente como un testimonio de la justicia de Dios.

El Salmo 37 inicia dando palabras de ánimo y recordando el destino de los impíos: “no te irrites a causa de los impíos, ni envidies a los que cometen injusticias…” En estos breves renglones el salmista capta el sentimiento contra el que luchamos todos aquellos que anhelamos obedecer a Dios y mirar su justicia, para luego conducirnos a la que debe ser nuestra conducta diariamente:

• Confía en el Señor y haz el bien.
• Establecete en la tierra y manténte fiel.
• Deleitate en el Señor y Él te concederá los deseos de tu corazón.
• Encomienda al Señor tu camino.
• Confía en Él y Él actuará.