Una vida de intimidad con DiosSample

Cuando Dios está en silencio
“La salvación... radica en mantener la calma y en confiar en mí...”, Isaías 30:15 (RVC).
Los momentos difíciles son inevitables e inesperados, pero forman parte de la vida. Desilusiones, problemas, tristezas, enfermedades y tribulaciones son experiencias comunes a todos. No sentir a Dios en esos momentos es lo que más nos acongoja. Sin embargo la Palabra de Dios afirma: “¡El SEÑOR... te cuida!... está a tu lado como tu sombra protectora”, Salmo 121:5 (NTV). La Biblia registra dos valles por los que tendremos que pasar:
1. El valle de lágrimas. “Qué afortunado es el que se apoya en ti... Cuando pasa por el valle de las lágrimas, lo convierte en un oasis bendecido...”, Salmo 84:4-6 (PDT). Mientras atravesamos el ‘valle del llanto’ Dios nos da las fuerzas para transformar, cambiar y modificar el ambiente negativo en un oasis de bendición. Los valles son temporales. Los momentos difíciles son solo eso: momentos. No son eternos, aunque al estar en ellos pareciera que la luz nunca se verá y que el dolor, la enfermedad y la soledad jamás se irán. Pero, ¿sabes una cosa? ¡Pasarán! Los valles tienen un final, no son permanentes, ¡llegaron pero no para quedarse!
2. El valle de la muerte. “Aunque pase por el valle de sombra de muerte...”, Salmo 23:4 (LBLA). En ciertas ocasiones Dios mismo nos guía por un camino que parece no tener salida. Dios le ordenó a Israel acampar frente al mar Rojo, mientras Faraón y su ejército venían detrás, Éxodo 14. La situación parecía insalvable. Y todo había sido ordenado por Dios. ¿Para qué? Para que experimentaran su gloria: “Quédense quietos y observen cómo el SEÑOR los rescatará...”, Éxodo 14:13 (NTV). ¡Aprende a confiar en el Señor mientras tu mundo se cae a pedazos! No te impacientes. No malogres los mejores planes de Dios para tu vida.
El propósito del ‘valle de la muerte’ es aprender a depender de Dios. Si Él está a cargo, nada puede salir mal. “Aunque pase por el más oscuro de los valles, no temeré peligro alguno, porque tú, Señor, estás conmigo...”, Salmo 23:4 (DHH). Dios promete Su poder en el valle. Y también Su Presencia. Nunca pasarás por un valle de adversidad tú solo, Dios ha dicho: “Yo estaré contigo”, Isaías 41:10. Tu protector está cerca, muy cerca. Él está donde tú estás, allí en el valle, caminando contigo, tomándote de la mano y diciéndote: “Yo estoy contigo... te ayudaré... te sostendré... nunca te fallaré... jamás te abandonaré”.
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Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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