Una vida de intimidad con DiosSample

Emboscada de amor

“...Sube para encontrarte conmigo... Sube... y espérame...”, Éxodo 24:1 (NTV) y 12 (TLA).

¿Te gustaría tener una cita con Dios? Entonces, sigue los siguientes pasos:

1. Sube. Subir pero, ¿adónde? Al monte para encontrarte con Dios. Jesús tenía su monte preferido donde hablaba con el Padre. ¿Tú ya lo tienes? Dios ha prometido encontrarse con nosotros si estamos dispuestos a subir. Y subir siempre implica un precio. Si quieres experimentar lo nuevo de Dios tienes que hacer cosas que nunca hiciste como ayunar, orar temprano en la mañana o caminar con Dios en el crepúsculo de la tarde. ¿Estás dispuesto a comenzar?

2. Espera. Hay quienes ‘suben’, pero no son capaces de esperar a Dios. ¿Cuánto tiempo esperó Moisés antes de que Dios se manifestara? Seis días, Éxodo 24:16. ¿Cuánto tiempo tendremos que esperar nosotros? Todo el tiempo que sea necesario. Espera la dirección de Dios antes de tomar decisiones importantes en la vida. Y hasta tanto no recibas esa dirección no te muevas. Eso es esperar en Dios.

3. Permanece. “Moisés subió... y permaneció en el monte cuarenta días y cuarenta noches”, Éxodo 24:15-18 (NTV). El mayor inconveniente que tienen los creyentes es perseverar en las disciplinas espirituales. Oran, pero por un tiempo. Ayunan, pero cuando Dios no contesta de inmediato dejan de hacerlo. El secreto de una vida bendecida es la perseverancia en las disciplinas espirituales. ¡Dios es el que enciende el fuego, pero tú debes alimentarlo!

Esperar en Dios no significa apoltronarse perezosamente aguardando a que Dios un día irrumpa en nuestras desordenadas vidas. No te ‘acuestes en el sofá’ esperando que Dios le dé vida a tu agonizante matrimonio, toque sobrenaturalmente a tus hijos rebeldes o transforme la ciudad en la que vives. Esperar en el Señor significa “tenderse en espera”, como cuando se prepara una emboscada. Si deseas cazar un venado no le tenderás una emboscada en medio de la ciudad ni en la mitad del río. Si quieres tener éxito deberás colocar la trampa en las áreas que frecuentan los venados. Lo mismo sucede cuando se trata de Dios. Tiéndete en espera en los lugares donde el Señor acostumbra a moverse. Solo las personas que están dispuestas a hacer cualquier cosa para ‘atrapar’ a Dios son las que lo encuentran.

“Señor, ayúdame a perseverar en la búsqueda de tu presencia. Ayúdame a perseverar en las disciplinas espirituales. Ayúdame en el desafío de volver al primer amor. Amén”.