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Si somos sinceros con nosotros mismos, acabamos decepcionándonos. No somos tan bondadosos, compasivos o afectuosos como sabemos que deberíamos ser. Somos más críticos, deshonestos y egoístas de lo que deberíamos ser. Y esto puede llevarnos a sentirnos bastante derrotados. Pero el Apóstol Pablo, en la carta a los gálatas, nos recuerda que cuando nos sintamos que no queda más de nosotros, Cristo, que vive en nosotros, llenará los vacíos. No tenemos que depender de nuestras capacidades. Vivimos dependiendo de que el Espíritu de Dios nos haga más a imagen de Cristo. Fallaremos, pero Dios jamás lo hará.

Hoy, identifica algo en lo que necesites depender de Cristo. Sea lo que sea "eso" para ti, pídele que obre a través de ti.